Pablo Iglesias gana a todos en «kamalas»: tiene un haren
Diario de un viejo que le grita al televisor
Los partidos solo se ponen de acuerdo en las modas. Alguien gritó ¡a por una Kamala Harris!, y para allá fueron todos, en busca de algo exótico que llevarse a su lista electoral. Son como niños. Iván Redondo sacó la lira y Sánchez le cantó a Gabilondo: «Tu Kamala será Hana/ Por su éxito en Migraciones/ esta rubia tan sultana/ merece más galardones/ Por si quieres algo pop/ ahí te envío a Pilar Llop/ Remato con la Lozano/ un refuerzo sobrehumano». Díaz Ayuso no ha fichado aún ninguna Kamala porque está convencida de que ella es Kamala y más que hermosa de postureo prefiere galán adicto al devaneo: el que Cantó. Como era previsible, el macho alfa morado gana en la martingala de la Kamala a todos los demás: tiene a
Lilith Verstrynge, Isa Serra, Sol Sánchez, Vanessa Lillo, Alejandra Jacinto
y Beatriz Gimeno. Todo un harén. Parece el reparto de «Las chicas del cable» o «Sexo en Nueva York», a elegir. Por cierto, Beatriz Gimeno, la todavía directora del Instituto de las Mujeres, ha encontrado la frase mágica para despejar a córner las preguntas de los diputados sobre sus cuentas: son «violencia política». Ah, las violencias. Gimeno, mano derecha e incluso dedo izquierdo de
Irene Montero, considera que hay que penetrar analmente a los hombres para liberarse de la heterosexualidad dominante: a la rectitud igualitaria a través del recto. No creo que la Gimeno se refiera al tacto rectal, o sea, la exploración de la próstata. Tampoco la veo inquieta por el estado de las hemorroides masculinas. Para la penetración liberadora, prefiere el pene al índice, y en vez de mandarnos a tomar por el culo nos envía a que nos den por el recto, que queda más científico y educado. Así las cosas, llega el diputado del PP Movellán, suelta eso de que las mujeres de Podemos escalan agarrándose fuertemente a la coleta de Pablo, y Ana Rosa Quintana, que nunca se agarró para ascender ni tan siquiera a una colita, se siente ofendida y se ve obligada a soltar un taco en directo: «Las mujeres estamos hasta los cojones». Ay, Ana Rosa, eso está muy feo. Mejor podrías decir “las mujeres estamos hasta el coño/ de todos los líos del Moño”. Porque de un moño se trata, ¿no?