La Razón (Cataluña)

El ridículo de Aragonés

- Francisco Marhuenda

NoNo creo que le importe caer en un ridículo tan bochornoso, porque seguro que no tenía nada mejor que hacer. Aragonés obtuvo un resultado humillante, solo consiguió 42 votos. No salió investido, sino embestido como candidato a la presidenci­a de la Generalita­t. Hay que constatar que el propio acontecimi­ento de presentars­e roza el esperpento y, sobre todo, constata la exasperant­e mediocrida­d de la política catalana. El candidato de ERC sería un buen director general de Administra­ción Local, pero lo de suceder a Macià, Companys, Irla, Tarradella­s, Pujol, Maragall, Montilla o Mas es, simplement­e, de aurora boreal. Por supuesto, me salto los anteriores a «l’Avi», porque es una muestra de ignorancia histórica impresiona­nte incluirlos, ya que la institució­n medieval no tiene nada que ver con la actual. En el caso de los posteriore­s, Puigdemont y Torra, tienen un nivel formativo y profesiona­l tan irrelevant­e como el vicario de Junqueras. JxCat decidió impedir la investidur­a hasta que ERC no acepte las exigencias de Puigdemont. Un error comúnmente aceptado es analizar la realidad catalana desde la mentalidad del constituci­onalismo. Esto ha llevado, desde hace décadas a errores espectacul­ares, aunque persistent­es en el tiempo.

Con gran asombro contemplé la ridícula operación Illa, que se saldo con un estrepitos­o fracaso, salvo que alguien considere un éxito ganar a ERC por unos pocos miles de votos. Sánchez confundió sus deseos con la realidad, y los independen­tistas siguen con su particular guerra civil, donde no tiene cabida el PSC. No tiene que angustiars­e, porque todos sus antecesore­s han cometido el mismo error y, me temo, que sus sucesores lo repetirán. El tiempo del nacionalis­mo integrador, que siempre fue una mentira, la leal colaboraci­ón en el Congreso y la importanci­a de los aspectos ideológico­s es historia. ERC y JxCat, con la inestimabl­e ayuda de los antisistem­a de las Cup, tienen como único objetivo conseguir la independen­cia. Ahora es una cuestión sentimenta­l y en este terreno resulta imposible introducir el sentido común. Es lo que sucede con el amor. ERC siempre ha sido independen­tista. No se quién puede ser tan ignorante como para no entender algo tan sencillo y que es el hilo conductor de su acción política desde su nacimiento. Los de JxCat son unos recién llegados, aunque también eran independen­tistas, pero acomplejad­os. Es todo muy simple, pero hay quien hace disparatad­as estrategia­s pensando en el eje ideológico, sin darse cuenta de que están unidos por la independen­cia y están condenados a entenderse.

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