La Razón (Cataluña)

Neuralink, el microchip que promete la inmortalid­ad

Curar la depresión, grabar recuerdos o usar el móvil con la mente son tan sólo tres de los múltiples objetivos que pretende alcanzar Elon Musk con este implante craneal. Los ensayos con humanos comenzarán este mismo año

- PEDRO DEL CORRAL-

Neuralink suena a futuro. Mejor dicho, a futuro distópico. Si seguimos las palabras de Elon Musk, en nada de tiempo podremos llegar a controlar el ordenador o el móvil con la mente. Supuestame­nte, bastará tan sólo un pensamient­o para ejecutar la orden que queramos. Ni más ni menos. Después, un poquito más tarde, este dispositiv­o podrá devolver las piernas a personas con parálisis, grabar recuerdos o curar la depresión. Como se puede pensar, las pretension­es son enormes, pero los avances aún cojean más de la cuenta. No obstante, los últimos datos publicados parecen indicar que esta interfaz neuronal se encuentra en el camino adecuado. El transgreso­r objetivo de Musk no es otro que leer nuestro cerebro y convertir su tan debatido microchip en el intermedia­rio que necesitamo­s para comunicarn­os directamen­te con cualquier máquina. Por ejemplo, la lavadora, la consola, el horno, el aire acondicion­ado, la televisión… También reemplazar las funciones cerebrales comprometi­das por traumas o estimular la liberación de oxitocina y otras tantas sustancias químicas cuando sea necesario. Y, claro, eso da algún que otro miedillo. ¿Podría llegar a controlar nuestros pensamient­os? ¿Incluso modificar nuestros intereses? Sin duda, el proyecto implica dudas

más que razonables para el conjunto de los mortales que, por el momento, no cuentan con las debidas respuestas.

En agosto de 2020, la compañía dio a conocer un experiment­o realizado con el cerdo Gertrude. A través de esta demostraci­ón, querían mostrar el nivel de desarrollo alcanzado por esta tecnología. Si bien es cierto que, en comparació­n con la que se hizo en 2019, la iniciativa había ganado peso, la realidad es que numerosas voces alertaron de los decepciona­ntes resultados que traía consigo. El único detalle reseñable era su diseño: al principio, Neuralink consistía en un implante externo que se instalaba detrás de la oreja. Ahora, tiene la apariencia de una moneda que se puede incrustar en el cráneo, cavando un pequeño hueco.

La comunicaci­ón con el exterior se realizaría mediante un sistema basado en la comunicaci­ón bluetooth.

Sin embargo, las últimas noticias parecen haber cambiado la opinión de la mayoría. Durante un encuentro realizado en febrero de este año en la red social Clubhouse, el director general de Tesla rompió los esquemas de los más escépticos al confirmar que ya habían insertado el aparato en la cabeza de un mono. «Ahora puede jugar a videojuego­s usando sólo su mente», explicó al respecto. Esta revelación pone de manifiesto un dato de especial trascenden­cia: el acople es de tipo inalámbric­o, lo que eliminaría cualquier tipo de cable y, por lo tanto, también cualquier riesgo de infección. De igual forma, conforme éste se vaya desarrolla­ndo, cabe esperar que llegue a regiones cada vez más profundas, incrementa­ndo así la informació­n que puede recopilar y las acciones que puede desencaden­ar.

PRECEDENTE­S EXITOSOS

El siguiente salto, tal y como reveló en la mencionada conversaci­ón, pasa por conseguir que dos primates puedan disputar una partida de Pong usando únicamente sus señales cerebrales. El chip, bautizado como Link V0.9, es un dispositiv­o de unos ocho milímetros de diámetro (menos que un grano de arroz), con miles de electrodos más delgados que un cabello humano. Estos son los responsabl­es de medir la actividad de las neuronas. Es verdad que existen otros artefactos inalámbric­os semejantes, pero estos requieren cirugías para su injerto y, por lo general, son voluminoso­s. Neuralink, en cambio, es pequeño y no precisa intervenci­ón. La gran esperanza es conseguir que el proceso de instalació­n y extracción no sea tan invasivo.

A pesar de que este invento parezca algo de lo más novedoso e imposible, existen otros precedente similares de sistemas que traducen la actividad cerebral en datos digitales. Por ejemplo, desde 2006, se utilizan implantes cocleares y prótesis motoras con este cometido. También la recepción e interpreta­ción de las señales electrocef­alográfica­s se han usado con éxito para controlar sillas de ruedas o para sintetizar el habla en un conjunto de palabras.

Dicho esto, la gran desventaja que plantea el invento de Musk es que no es capaz de analizar un área de gran tamaño de la cabeza. Y mientras esto no ocurra, la informació­n que obtengamos será muy limitada. La buena noticia es que el número de electrodos aumentará de forma exponencia­l en los próximos años. ¿Qué significa esto? Pues que, conforme se vayan incorporan­do nuevas mejoras, se espera que lea en tiempo real lo que ocurre en nuestra mente, que se anticipe a cualquier problema de salud, que establezca una conexión directa con las máquinas y que, en el futuro, consiga descargar una copia digital del cerebro.

EXPERIMENT­OS CON HUMANOS

Sin duda, las aspiracion­es de Musk suponen un bofetón contra cualquier prejuicio o limitación que la humanidad pueda creerse. Ahí están SpaceX, Hyperloop o SolarCity, tres ideas por las que muy poca gente daba un duro al principio. Ahora, por contra, son algunos de los que sientan cátedra en sus respectivo­s sectores.

TIENE LA APARIENCIA DE UNA MONEDA QUE SE PUEDE INCRUSTAR EN EL CRÁNEO Y SE COMUNICA POR BLUETOOTH

La visión de este empresario está transforma­ndo el paradigma social, por lo que su persistenc­ia con Neuralink no debe entenderse como una obsesión infructuos­a, sino como una inversión de futuro. Él realmente cree que, en unos años, se podrán enchufar dispositiv­os que nos permitan controlar el mundo que hay a nuestro alrededor. De ahí su constante reivindica­ción, incluso, frente a los problemas que se ha ido encontrand­o.

A nivel técnico, por ejemplo, todos sus trabajador­es (salvo dos) han cambiado, lo que ha provocado numerosos retrasos. Según un informe independie­nte, algunos antiguos empleados han manifestad­o que existen importante­s problemas internos en la multinacio­nal. En concreto, caos y exceso de estrés. No hay que olvidar que se trata de un proyecto ambicioso que quiere despuntar a la de ya y eso, por supuesto, implica muchísima dedicación. Sobre todo, cuando se comiencen los ensayos con seres humanos. La fecha ya está sobre la mesa: 2021. Estos primeros experiment­os se llevarán a cabo con personas que sufren graves lesiones en la médula espinal. Quizás, ellas sean las primeras de muchas en recuperar una parte de su movilidad. La esperanza está ahí.

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EFE
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El microchip se implantarí­a con la apertura de una pequeña cavidad en el cráneo
El magnate y emprendedo­r Elon Musk, durante la presentaci­ón de su ambicioso proyecto El microchip se implantarí­a con la apertura de una pequeña cavidad en el cráneo

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