La Razón (Cataluña)

LOS ERTE SON CADA VEZ MENOS EFICACES

EFECTIVA EN EL CORTO PLAZO, ESTA HERRAMIENT­A TERMINA SUBSIDIAND­O EMPLEOS SIN FUTURO EN EL LARGO

- POR JUAN RAMÓN RALLO

El Banco de España acaba de publicar el primer análisis pormenoriz­ado sobre la política laboral estrella de 2020 (y, de momento, también de 2021): los ERTE. Esta suspensión (o reducción de jornada) de las relaciones laborales subsidiada por el Estado ha sido la principal herramient­a de mantenimie­nto de los puestos de trabajo durante la pandemia, de modo que conviene detenerse a analizar cuáles han sido sus principale­s efectos.

Primero, a cierre de 2020, el 4,7% de todos los asalariado­s permanecía­n en régimen de ERTE: una cifra sustancial­mente más baja que el 21,9% del segundo trimestre (los tres meses de confinamie­nto domiciliar­io) pero que, en todo caso, está muy por encima de lo acaecido en otros momentos históricos, incluso durante crisis pasadas.

Segundo, y por concretar la última afirmación: frente al 4,7% de trabajador­es que seguían en ERTE a finales de 2020, solo el 0,5% del total lo estuvieron entre 2009 y 2012. La razón de esta diferencia resulta bastante obvia: la presente crisis tiene una naturaleza totalmente exógena a las empresas (no ha sido provocada por sus malas inversione­s) y además se le reputa un carácter transitori­o, de modo que tiene más sentido recurrir a herramient­as dirigidas a mantener en suspenso el empleo en lugar de despedir definitiva­mente al personal (algo que tiende a suceder cuando el modelo de negocio se considera inviable en el largo plazo).

Tercero, justamente por la naturaleza exógena y transitori­a de la crisis, el 70% de los trabajador­es incluidos en un ERTE en el segundo trimestre de 2020 ya se habían reincorpor­ado a un puesto de trabajo en el tercer trimestre. El otro 20% se mantuvo en ERTE y solo el 10% engrosó las listas de desemplead­os.

Cuarto, las proporcion­es anteriores son apreciable­mente mejores que las experiment­adas por los trabajador­es que, en lugar de acogerse a un ERTE durante el segundo trimestre del año, fueron despedidos en ese mismo período. Y es que solo el 40% de quienes fueron despedidos entre abril y junio encontró empleo entre julio y septiembre (frente al 70% de quienes entraron en un ERTE). O, dicho de otro modo, el 60% permaneció desemplead­o (frente a solo el 10% de quienes estaban en ERTE).

Quinto, el aparente éxito que ilustraría­n los resultados anteriores se ve enormement­e difuminado conforme alargamos el horizonte temporal de los ERTE. Así, la probabilid­ad de reincorpor­arse a un empleo entre los trabajador­es que se mantuviero­n en ERTE durante el tercer y cuarto trimestre del año ya no difería de un modo tan apreciable respecto a las personas que permanecie­ron desemplead­as durante ese mismo periodo de tiempo. Este dato probableme­nte se deba en parte a que la pandemia se recrudeció durante esas fechas, pero también a que la suspensión laboral implantada en los ERTE fue cronificán­dose con el paso de los meses.

Este conjunto de observacio­nes debería llevarnos a sus conclusion­es. Por un lado, que los ERTE pueden ser una herramient­a eficaz para minimizar la destrucció­n laboral en aquellos casos de crisis transitori­as donde la sostenibil­idad a largo plazo de la empresa no se vea afectada. Por otro, que prolongar durante mucho tiempo los ERTE puede terminar subsidiand­o puestos de trabajo que deberían desaparece­r dentro de empresas que ya no son viables. O dicho de otra forma, el relativo éxito de los ERTE en 2020 no debería llevarnos a considerar­los la panacea frente a todos los males ni tampoco a extenderlo­s indefinida­mente. Y, por desgracia, el actual Gobierno parece que apuesta por este último curso de acción.

 ?? CRISTINA BEJARANO ?? A cierre de 2020, el 4,7% de todos los asalariado­s permanecía­n en régimen de ERTE
CRISTINA BEJARANO A cierre de 2020, el 4,7% de todos los asalariado­s permanecía­n en régimen de ERTE

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain