La Razón (Cataluña)

¿Es mejor no echar sal a la comida que tomar ultraproce­sados?

La mitad de los pacientes con hipertensi­ón en España está fuera de control

- BELÉN TOBALINA

Somos lo que comemos, pero controlar la ingesta de cloruro de sodio no es precisamen­te fácil. Al igual que pasa con el azúcar, los productos y las etiquetas no son siempre lo que afirman ser. El exceso de sal puede provenir de alimentos elaborados, ya sea porque son ricos en sal (como platos ultraproce­sados o fiambres), porque se consumen en grandes cantidades o por la sal de cocina o mesa. Pero, ¿qué es peor?

«En realidad, si tengo que elegir, optaría por eliminar el cloruro de sal añadido antes que la sal de mesa. Primero porque es difícil de saber realmente si un alimento elaborado tiene o no mucha sal. Además, hay alimentos que ponen sin sales añadidas y ojo eso no quiere decir que no tenga sal», explica el Dr. José Antonio García Donaire, presidente de la Sociedad Española de Hipertensi­ón-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensi­ón Arterial.

«Los ultraproce­sados –continúa– necesitan sal para que duren y algunos de estos productos tienen tanta sal que sobrepasan las recomendac­iones de sal diarias». Así, para los adultos la OMS recomienda consumir menos de cinco gramos de sal al día, el equivalent­e a un poco menos que una cuchara de té. Para los menores de dos a 15 años, hay que ajustar a la baja la ingesta máxima recomendad­a para los adultos. Esta recomendac­ión no comprende el periodo de lactancia natural exclusiva (de 0 a 6 meses), ni el de alimentaci­ón complement­aria de la lactancia natural (de 6 a 24 meses). Toda la sal que se consume debe ser yodada, es decir «enriquecid­a» con yodo, lo cual es esencial para un desarrollo sano del cerebro del feto y del niño pequeño, así como para optimizar las funciones mentales en general.

Pero además de los ultraproce­sados, también hay elevados niveles de sal en los fiambres: «Aunque se piensa que el pavo es mejor, hay paco que tiene mucha sal. También tiene mucha sal el queso curado. A estos productos hay que añadir las conservas y los snacks. Hay nachos y patatas fritas que tienen un contenido tan alto que tomar media ración te lleva toda la sal diaria recomendad­a», precisa el Dr. García García Donaire.

La nutricioni­sta Andrea Calderón, secretaria científica de la Sociedad Española de Ciencias de la Alimentaci­ón (Sedca) y docente de la Universida­d Europea de Madrid, hace hincapié en la importanci­a de «llevar un patrón dietético saludable y hacer ejercicio físico tanto aeróbico como de fuerza. Las personas con hipertensi­ón tienen que reducir el consumo de sal, pero siempre se piensa en la sal de mesa, y cometemos un error, porque la del salero es la menor fuente de sal de nuestra dieta. La mayor parte proviene de productos procesados de baja calidad nutriciona­l que son muy altos en sal que la industria o el fabricante ya ha añadido. Según algunos estudios, en España, más de la mitad de la sal que consumimos al día, en algunos hasta el 70%, proviene de estos productos y no de la sal de cocina o mesa, que obviamente hay que moderarla y acostumbra­r al paladar a un umbral salado más bajo. Pero realmente si no comiéramos productos procesados altos en sal no nos vamos pasar de las recomendac­ión de sal».

LA OMS RECOMIENDA QUE LOS ADULTOS TOMEN MENOS DE CINCO GRAMOS DE SAL AL DÍA

En todo caso hay que vigilarla también, ya que «la hipertensi­ón es la patología crónica con más prevalenci­a en el mundo. Según los últimos datos que tenemos en España, y que son de hace nueve años, entre el 38 y el 40% de los ciudadanos es hipertenso y por encima de 65 años, más del 65%. Y pese a ello no se habla tanto de hipertensi­ón como de otras enfermedad­es. Además, más de la mitad de los pacientes hipertenso­s en España está fuera de control». Algo más que grave, ya que «ser hipertenso multiplica según la edad entre dos y cinco veces tener un evento cardiovasc­ular, un ictus o una enfermedad renal crónica», concluye el doctor.

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