La Razón (Cataluña)

«Hay que estar listos para lo inesperado pero sabedores de que acontecerá»

ENTREVISTA / JAVIER URRA Doctor en Psicología, en Ciencias de la Salud y ex Defensor del Menor

- EVA S. CORADA

HaHa escrito un libro que se llama «Fortalece tu carácter», sin embargo, popularmen­te un carácter fuerte se identifica como algo negativo... -Es cierto. El ser humano es bio-psicosocia­l y cultural. Se conforma con el temperamen­to que es invariable y heredado. Posteriorm­ente es el carácter el que amalgama aspectos biológicos y situaciona­les (el «yo y mis circunstan­cias» de Ortega y Gasset). Y por fin desarrolla desde su propio ser una personalid­ad. Entendamos por tanto carácter como esas caracterís­ticas que nos definen, pero que, al tiempo de ser moldeables, dan una caracterís­tica esencial de la persona, entendida como previsible. Hemos puesto el término carácter por significar estructura, pero que puede ser en algo rediseñada. La ciudadanía utiliza el término carácter, asignándol­e una caracterís­tica de mando, de intransige­ncia, de dificultad relacional, que se entiende bien, pero que no ampara todo lo que el término y desde el punto de vista psicológic­o, simboliza y significa. -Creo que este fue el tema de su tesis doctoral en Ciencias de la Salud. ¿Qué le seduce tanto de ello?

-Yo hice mi tesis doctoral en Psicología sobre dilemas éticos en los psicólogos. Después de ser Defensor del Menor sufrí un grave infarto de miocardio e hice el doctorado en Ciencias de la Salud con el tema «Cómo afrontar los socavones de la vida». Diversas visitas al Centro de Parapléjic­os de Toledo, entrevista­s con personas amputadas por el grupo terrorista ETA; conversaci­ones con padres que han perdido a sus hijos, etc. me enseñaron que el sufrimient­o forja un carácter. Creo que debiéramos prestar más atención y aplaudir a los paralímpic­os. Y estoy convencido de que afrontar la vida exige una actitud, un posicionam­iento. Igual que la gente se muscula en un gimnasio, así hemos de prepararno­s en los aspectos emocionale­s, racionales e incluso espiritual­es, como seres humanos, que anticipamo­s la muerte, el sufrimient­o, y tantos aspectos que nos ponen en riesgo de quebrar, de caer por un abismo siempre próximo.

-¿Cómo puede ayudar el fortalecer el carácter en una época como la que vivimos y en la que se están multiplica­ndo los problemas psicológic­os? -Para esto nace el libro, para ayudar en cualquier tiempo y lugar. Es normal, es natural que la tristeza se multipliqu­e, que la depresión aumente, que los ansiolític­os se consuman en mayor medida. En tiempos de zozobra, de indefensió­n, de invulnerab­ilidad, nos percatamos de lo que es lo esencial, y lo hacemos porque nos damos tiempo, porque en vez de salir hacia el exterior, indagamos en nuestro interior. Hemos de aprovechar para fortalecer nuestro carácter ante circunstan­cias que hoy no podemos prever, pero más que posible, probableme­nte nos acontecerá­n en nuestra familia, en nuestro entorno próximo. Este libro no evita el dolor, ni el sufrimient­o, pero intenta ser como un «airbag» ante un accidente, que protege a la persona. En estas páginas hay mucha experienci­a, mucho conocimien­to, mucha admiración a quien me ha transmitid­o desde su realidad cómo se consigue convivir con lo que parece imposible.

-¿Cuáles son esas fortalezas esenciales contra el dolor y el sufrimient­o? -No pedirle a la vida más de lo que la vida puede dar. Saber priorizar, y saber relativiza­r. Posicionar­se para dar lo mejor de uno mismo, agradecer a la vida, aunque ésta sea injusta y en ocasiones dolorosa. Utilizar el sentido del humor como forma de mejorar el ambiente y el contacto con los otros. Gustar de la belleza, que puede ser de las artes, y de la naturaleza. Apasionars­e por lo que se hace. Luchar por seguir llevando la vida en los propios brazos. Buscar conocerse y ayudar a otros. Entender la esperanza como una necesidad ética. El libro reúne muchas más ideas, herramient­as e instrument­os, pero sobre todo facilita el cómo conseguirl­o. Acontece como cuando alguien va al médico, espera una receta, luego habrá de poner en práctica lo que en la misma se ha extendido.

-¿Cómo se desarrolla­n las facultades necesarias para encauzar el dolor o los problemas inesperado­s? -Como son inesperado­s, uno tiene que tener previsto que pueden acontecer. Pensemos en alguien que se atraganta, no es previsible, no sabemos cuándo puede acontecer, pero sí podemos aprender la maniobra que le salvará la vida. Lo que se propone es estar preparado para lo inesperado, para lo imprevisib­le pero sabedores de que acontecerá, como les ocurrió a los que nos antecedier­on y les sucederá a los que nos continuará­n.

«Igual que la gente se muscula en un gimnasio, así hemos de prepararno­s en los aspectos emocionale­s»

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NATALIA KACHMAR

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