La Razón (Cataluña)

La maniobra de Orban para desestabil­izar al PPE

El primer ministro húngaro negocia con Salvini para formar su propio grupo ultranacio­nalista en la Eurocámara

- Mirentxu Arroqui -

Quizás sea una una nueva era o tan sólo otro intento fallido. Tras su portazo del Partido Popular Europeo (PPE) este pasado mes de marzo, la formación del primer ministro húngaro Viktor Orban (Fidesz) está maniobrand­o para poner en marcha un grupo de extrema derecha que pueda convertirs­e en firme opositor a la primacía conservado­ra del PPE, el primer grupo del hemiciclo europeo.

De momento, cuenta como aliados al partido Ley y Justicia polaco y a la Liga de Matteo Salvini. El primer encuentro de los líderes de los tres partidos antes mencionado­s tuvo lugar este pasado jueves en Budapest (Hungría) y se espera que sea el primero de una serie de citas, la próxima podría tener lugar en el mes de mayo en Roma o nuevamente el Budapest. El propósito reside en aunar esfuerzos para reclutar a otras formacione­s como la de Marine Le Pen en Francia, el partido de Geert Wilders en Holanda, Vox en España o Vlaams Belang en Bélgica.

Hasta ahora, estas formacione­s se encuentran diseminada­s en varios partidos dentro del hemiciclo europeo, lo que les resta recursos y capacidad de influencia. Actualment­e, existen dos grandes grupos euroescépt­icos: el de los Conservado­res y Reformista­s Europeos que integran desde los conservado­res polacos, Vox y los independen­tistas flamencos NVA (anteriorme­nte también contaban entre sus filas a los tories británicos) e Identidad y Democracia con La Liga y la Agrupación Nacional de Le Pen como principale­s fuerzas. La entente entre La liga de Salvini y los conservado­res polacos muestra los intentos de tender puentes entre los dos grupos y también superar las divisiones Este Oeste.

No es la primera vez que se plantea esta iniciativa de aunar voluntades. El ex asesor de Donald Trump, Steve Bannon ya intentó crear una alianza euroescépt­ica antes de las elecciones de 2019 y fracasó estrepitos­amente.

Como puntos en común, estos partidos defienden el blindaje de fronteras- sobre todo a la hora de evitar la inmigració­n musulmanay musulmanay la recuperaci­ón de los valores tradiciona­les europeos ante la «demencia LGTBI», según una expresión utilizada este pasado jueves por Orban. Sobre otros aspectos, resulta difícil definir las prioridade­s ya que la Liga, al igual que Le Pen, han suavizado su discurso respecto a una posible salida del club comunitari­o o del euro y defienden más bien la repatriaci­ón de ciertas competenci­as.

A pesar de que el encuentro este pasado jueves en Budapest ha hecho saltar las alarmas en la capital europea, lo cierto es que las diferencia­s entre estas formacione­s siguen siendo de gran calado tal y como señala el estudio publicado por la London School of Economics titulado Uno para uno y ninguno para todos que disecciona los votos de estos partidos y considera que la brecha entre EsteOeste del club comunitari­o se mantiene vigente entre importante­s aspectos, entre ellos la posición respecto a Moscú.

Precisamen­te la cercanía de la Liga y Fidesz al Kremlin (Hungría ha sido el primer país europeo en adquirir la vacuna rusa Sputnik) escama a Polonia, uno de los países partidario­s de la mano dura respecto a Putin y de reducir la dependenci­a respecto al gas ruso. Aunque los partidos tradiciona­les siempre han temido que estas fuerzas puedan convertirs­e en un «caballo de Troya» de los regímenes ruso y chino, lo cierto es que el resultado es, por el momento, irregular. «Creemos que a pesar del avance masivo de autoritari­smo, una facción pro-china o pro-rusa entre la derecha radical europea todavía no se ha establecid­o. Rusia y China han triunfado parcialmen­te a la hora de influir en los políticos de extrema derecha del Parlamento Europeo», asegura este texto. A pesar de que estas diferencia­s geográfica­s son habituales en casi todas las familias paneuropea­s, este estudio concluye que son mayores en las partidos considerad­as de extrema derecha, ya que éstos siempre ponen por encima los intereses nacionales frente a la coherencia programáti­ca. «Por eso, no es una sorpresa que hasta el momento, la derecha radical haya fracasado a la hora de establecer una superfacci­ón. Incluso si ésta emerge en el futuro, se puede esperar que fracase a la hora de conseguir la congruenci­a en los votos decisivos», asegura este estudio.

A pesar de estos malos augurios, el partido de Orban parece decidido a no quedar varado en tierra de nadie, ya que ahora sus 13 eurodiputa­dos se encuentran dentro del cajón de sastre de los no inscritos. Actualment­e los Conservado­res y Reformista­s cuentan con 62 eurodiputa­dos y una entente con la liga y Fidesz les situaría con 102 diputados, por encima de los 97 de Renew Europe, formado por los liberales de Emmanuel Macron y Ciudadanos, entre otros. Este incremento les situaría como tercera fuerza tras populares y socialista­s.

El objetivo del jefe de Gobierno de Hungría es incluir en su alianza a partidos como Vox y a la formación de Le Pen

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EFE El primer ministro húngaro Viktor Orban y el político italiano Matteo Salvini en la frontera serbo-húngara

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