La fría relación con López Obrador
El presidente mexicano y la vicepresidenta Harris mantienen una reunión telemática
Que Estados Unidos puede presionar a México con las políticas económicas y los aranceles resulta tan evidente como que el vecino del sur tiene, en parte, la llave de la inmigración. Hasta el punto de que en Washington muchos malician de que el Gobierno mexicano usa y abusa de un flujo de indocumentados que estrangula o aumenta dependiendo de las necesidades geoestratégicas del momento. La acusación está lejos de poder probarse, pero contribuye a enrarecer las relaciones bilaterales. Unidos por tantos intereses comunes, los dos países comparten el drama de los inmigrantes, pero sus necesidades no son siempre las mismas. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, explicó el miércoles que había mantenido una reunión telemática con Kamala Harris. «Platicamos con Kamala Harris», dijo, «vicepresidenta de EE UU y encargada de atender el asunto migratorio en Centroamérica. Existe disposición de nuestra parte para sumar voluntades en el combate al tráfico de personas y protección de los derechos humanos, sobre todo de niñas y niños».
Todo sea con tal de mejorar una relación entre los dos gobiernos que parece lejos de resultar óptima. Cierto que el anterior presidente de EE UU, Donald Trump, hizo de México uno de sus hombres de paja o chivos expiatorios dilectos, y que usó el asunto de los inmigrantes para intentar fortalecer la posición de Estados Unidos de cara a la renegociación de los tratados de libre comercio. Pero por debajo de todo esto había también un estilo común, de populismo y rompe y rasga, de comunicación directa con los votantes, de discursos iconoclastas y desprecio por las convenciones, mientras que Biden abandera la vieja política, el «establishment» de Washington y los usos negociadores de la diplomacia clásica. México no pago el muro, y Trump tampoco envió de vuelta a los millones
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de indocumentados que prometió expulsar en 2016, camino de su victoria electoral. Al mismo tiempo las dos administraciones fueron capaces de actualizar y modernizar el United States–Mexico–Canada Agreement (USMCA por sus siglas en inglés), que entró en vigor el 1 de julio de 2020 y actualizó el acuerdo para adecuarlo a los cambios tecnológicos e industriales de las últimas décadas. Con ocasión del encuentro del pasado 1 de marzo entre Biden y López Obrador, el presidente recalcó que su segunda llamada a un líder extranjero en su tercer día como presidente fue su homólogo mexicano, con el que a su vez mantuvo su segundo encuentro virtual con un líder extranjero. «Y eso no es por accidente», añadió.