La Razón (Cataluña)

El experiment­o de Tubingia

Esta ciudad alemana reparte test de antígenos para volver a la vida precovid

- Carmela Negrete -

Mientras Alemania ha vivido la Semana Santa con grandes restriccio­nes, comercios abiertos con aforo muy reducido, todo el ocio, así como hoteles y restaurant­es, hay una ciudad que el semanario «Der Spiegel» denominó como la ciudad «milagro». Tubinga, en el Estado occidental de Baden-Württember­g, va por libre con una estrategia llamada «Abrir con seguridad». La libertad ha vuelto a la ciudad gracias a los test masivos, pero la estrategia forma parte de un estudio cuyos resultados aún no se conocen. En la Prensa se asegura que allí se vive de una forma muy parecida a la realidad anterior a la pandemia: compras, restaurant­es, cines, teatros, peluquería­s... desde el 16 de marzo hasta el 18 de abril duraría como mínimo el experiment­o, aunque la ciudad se está planteando pararlo por el aumento de los nuevos casos.

Lo que se quiere comprobar es si el empleo masivo de test rápidos proporcion­a la seguridad necesaria para abrir todos los ámbitos que permanecen cerrados. Los ciudadanos están obligados a hacer una prueba de antígenos cada día que quieran tomar parte en la vida social y dichos test son gratuitos. A diferencia de la mayor parte de regiones alemanas, en el Ayuntamien­to se encargaron de comprar dichos test por cuenta propia. El alma detrás de la esperanza tubinguesa es una doctora llamada Lisa Federle que recibió la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania por su «consulta sobre ruedas», con la que al comienzo de la pandemia se encargó de hacer test en domicilios. Responsabl­edela Comisión de la Pandemia en la ciudad, también recaudó donaciones antes de Navidad para comprar miles de test y facilitar de ese modo una festividad más segura. Federle, que milita en la CDU, se ha convertido con su estrategia en un ejemplo para Angela Merkel.

A pesar de que en la ciudad gobierna un alcalde verde, Boris Boris Palmer, Merkel no tuvo reparos en alabar la estrategia de Tubinga. Hace dos semanas la canciller criticaba en el Bundestag la gestión de los ayuntamien­tos y ponía como ejemplo de buenas prácticas a Tubinga y Rostock. «No estamos impidiendo a ningún alcalde hacer lo que se está haciendo en Tubinga», explicaba, al tiempo que aseguraba que el Estado central no puede organizar la realizació­n de test en las 40.000 escuelas alemanas si los ayuntamien­tos no se ponen manos a la obra. Berlín, gobernada por una coalición roji-verde, ya ha seguido el ejemplo en parte y desde la semana pasada se permiten las compras o las visitas a los museos tan solo con un test rápido negativo del día.

En Tubinga se hacen unos 120 test cada hora y unos 3.000 a la semana. Unos 20 minutos

Unos 20 minutos tardan los ciudadanos en recibir el resultado en una pulsera que puede ser leída en los comercios

tardan los ciudadanos en recibir el resultado en una pulserita con un código QR que puede ser leído con unos receptores a las puertas de los comercios y otros lugares públicos. Los test son obligatori­os para todas las personas menores de 14 y son válidos solamente un día.

La libertad de la ciudad ha atraído a personas de otras localidade­s, con lo que los clientes y usuarios de cines, teatros y otros locales han aumentado en al menos un tercio, según el Ayuntamien­to, que ahora ha prohibido a los no residentes la posibilida­d de visitar los comercios con prueba negativa. A nivel nacional no se han comenzado a aplicar los test de forma masiva y gratuita hasta el 8 de marzo, ya que desde Sanidad se aseguró durante meses que éstos podrían ofrecer «una sensación de falsa seguridad».

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