«Me he puesto la de Astra con el miedo en el cuerpo»
«Pese a todo, lo tenía claro y decidido que me la ponía de todas todas»
«Con el miedo en el cuerpo». Así de prevenida acudió ayer Manuela Gutiérrez, de 62 años, a ponerse la primera dosis de la vacuna de AstraZeneca en un centro médico de la ciudad de Barcelona. Y es que la jornada fue realmente movidita. Pasadas las once y media de la mañana conocíamos que la Junta de Castilla y León suspendía sin aviso previo el proceso de inmunización por «cautela» y hasta nueva orden administrativa. Poco después era la propia Agencia Europea del Medicamente (EMA) la que reconocía una «posible relación» entre este antídoto contra la covid-19 y los coágulos sanguíneos con niveles bajos de plaquetas. Trombos que llevan semanas sucediéndose en vacunados, con resultado de muerte en algunos casos en todo el mundo, y que ha provocado la jornada frenética de ayer de las agencias del medicamento europeas. Por ahora, la EMA ha establecido que estos «acontecimientos adversos» deben figurar en la lista de efectos secundarios «muy raros» de la vacuna.
Pues toda esta información rondaba por la cabeza de Manoli mientras se dirigía con paso rápido a su cita de las seis de la tarde en la Ciudad Condal: «La verdad es que me apunté muy ilusionada, estaba contenta de poder ponérmela porque soy totalmente provacunas, pero con todo lo que ha pasado te entra el miedo en el cuerpo aunque no quieras. Es que las de otros laboratorios no han provocado los mismos efectos, que ya me he enterado».
Esta administrativa, ya jubilada y madre de dos hijos, no entiende que pueda haber una «liga de vacunas» en la que cada una es diferente. Ella cree que «los políticos hacen sus estadísticas y deciden que los beneficios son mayores que los riesgos y ya está», comenta con un punto de indignación.
En su familia será la tercera en quedar inmunizada cuando acabe todo. Su padre, de 98 años, recibió las dos dosis de Pfizer sin apenas despeinarse pese a ser una persona anciana: «Fue minero toda su vida en León y está perfecto después de que le pusieran ambas inyecciones». Su hijo, profesor de profesión, también se encuentra bien después de haber sido inoculado con la primera dosis de la controvertida AstraZeneca hace ahora una semana.
Entre bromas, Manoli señala a LA RAZÓN en conversación telefónica que «quizá cuando vuelva a casa me enteraré de las conclusiones de la reunión de la Unión Europea, pero ya la tendré metida en el cuerpo». No se declara «nada miedosa, ni aprensiva». Es donante de sangre y apenas tiene el colesterol un poco alto pese a que hace un par de años que no se realiza análisis. Aunque confiesa que no puede evitar sentir un poco de cautela, sobre todo cuando piensa que «con las otras vacunas esto no pasa, te generan dudas. Pese a todo, lo tenía claro y decidido que me la ponía de todas todas». Nada más salir del centro sanitario Manoli aseguró que todo había ido según lo previsto y que «como ya me la he puesto voy a tratar de estar tranquila y no pensar mucho en ello. Ya no me quiero preocupar más». En un plazo aproximado de tres meses recibirá la segunda y última dosis.