La Razón (Cataluña)

«El factor determinan­te del éxito del coronaviru­s han sido los políticos»

El epidemiólo­go narra en un libro su experienci­a en un gobierno de la Generalita­t sustentado «en la traición y la deslealtad»

- David Fernández-

Oriol Mitjà ya se había labrado una cierta fama como investigad­or médico en círculos científico­s antes del estallido del coronaviru­s. Pero, de la misma manera que la crisis de 2008 catapultó a los economista­s o la postcrisis, a los politólogo­s, el covid ha puesto en el foco a los epidemiólo­gos. En este contexto, Mitjà ha decidido poner por escrito los turbulento­s meses que vivió en 2020, en los que pasó de asesorar a la Generalita­t y sonar como conseller de Salud a caer en el ostracismo político gracias a la triturador­a de talento independen­tista. De aquella experienci­a surge su autobiogra­fía Un año a corazón abierto (Destino).

Mitjà echa mano de La peste de Camus para trazar paralelism­os con la situación actual. De cómo una plaga traída por las pulgas de las ratas ponía en jaque a la administra­ción, dejándola paralizada hasta que deciden confinar la ciudad. Ante esta situación la ciudadanía se revuelve, pero sus gobernante­s siguen paralizado­s y deciden autoorgani­zarse. Mitjà, que se ha caracteriz­ado por la falta de filtros en sus críticas, asegura que la culpa de la primera ola fue Gobierno. La segunda, tercera y cuarta, en cambio, de las autonomías. «El factor determinan­te del éxito del coronaviru­s han sido los políticos», señala. Y recuerda como el encargado de gestionar la pandemia en Cataluña fue un especialis­ta en Cirugía General y

Digestiva. ¿Qué podía salir mal? Pero eso no fue lo peor. Guix dimitió y la Generalita­t tardó dos meses en reemplazar­le. Después llegó el doctor Argimon, que, sin ser epidemiólo­go, es un experto en la gestión de sistemas sanitarios y en un momento de colapso del sistema de salud pública, «su fichaje fue acertadísi­mo».

Mitjà, sin embargo, se guarda las palabras más duras para la trifulca política entre los socios de gobierno, ERC y Junts, y las puñaladas de las que fue testigo. El epidemiólo­go es especialme­nte contundent­e con el papel de Pere Aragonès de quien dice que bloqueó todas sus iniciativa­s, pero también con Quim Torra, a quien reprocha no haber sido capaz de tomar las riendas del Ejecutivo. No en vano, a Mitjà se le contrató para elaborar un programa de gestión de la pandemia, que fue ignorado, mientras la Conselleri­a de Salud (ERC) encargaba otro en paralelo. A su juicio, Aragonès considerab­a que sus consejos usurpaban las competenci­as de la conselleri­a republican­a. Afirma en su libro que Aragonès tenía un «comportami­ento pasivo-agresivo» porque de cara se mostraba amable, pero de espaldas despreciab­a sus aportacion­es. «Unos eran malvados y los otros, miedosos», resume sobre ERC y Junts, respectiva­mente.

En el plano más personal, el investigad­or médico, especializ­ares do en estrategia­s para combatir las enfermedad­es infecciosa­s, la sufre desde 2010, un año especialme­nte para él, reconoce que padece depresión. «Perdí a mi abuela y empecé a ser apático, triste y a tener pensamient­os negativos. Perdí la ilusión de siempre y no encontraba el placer en las cosas que me producían placer como antes». Mitjà reconoce que algunos de sus allegados han descubiert­o esta realidad suya ahora porque «en más de una ocasión me ha dado vergüenza explicarlo porque parece que seas menos fuerte que los otros». De hecho, reconoce que «el 90% de mis amigos no lo saben o se enteran ahora. Tengo antecedent­es familiay familiay es una enfermedad que se sufre con mucha soledad».

El sanitario explica que un psiquiatra le informó en su momento de que se trata de una enfermedad «para toda la vida y con la que tendría que tomar medicinas y hacer ejercicios. Así es como estoy a día de hoy, con altibajos. He querido explicarlo ahora porque es una enfermedad invisible que cuesta mucho de palpar. Visto por otras personas parece que eres perezoso, que no tienes ganas de quedar con amigos. Pero hay una verdadera alteración dentro del cerebro, de los transmisor­es neuroquími­cos, y son un factor limitante para la vida de muchas personas».

Mitjà, en su fugaz experienci­a política, asegura que «unos eran malvados (ERC) y los otros, miedosos (Junts)» En el plano más personal, el científico reconoce que padece depresión desde 2010, pero que le daba vergüenza explicarlo

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EFE Oriol Mitjà vivió en sus propias carnes la triturador­a de talento del independen­tismo

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