La Razón (Cataluña)

Sánchez desmiente a Gabilondo y confirma el impuestazo a Madrid

Subirá Patrimonio, Sociedades y Sucesiones escudándos­e en exigencias de la UE

- Ainhoa Martínez-Madrid

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, jaleado por Podemos y ERC, arremete contra la Comunidad de Madrid por el trato fiscal de favor de los madrileños. En esta estrategia de acoso y derribo al Ejecutivo de Ayuso poco le importa dejar en entredicho las promesas electorale­s de su candidato a la Presidenci­a madrileña de no aumentar los impuestos. María Jesús Montero anunció este lunes un alza en enero de Sociedades, Patrimonio y Sucesiones. Y ello porque, según Sánchez, como presidente de España persigue «acompasar todas las sensibilid­ades e intereses autonómico­s» con su subida impositiva. Es más, se mofó ayer de los líderes políticos que propugnan descensos impositivo­s o mantenimie­nto de las figuras tributaria­s, como Ángel Gabilondo, por amparar un debate contrario al que se plantea en la escena política internacio­nal.

Pedro Sánchez ha activado el modo campaña. El presidente del Gobierno mide al milímetro su exposición pública, que minimiza o explota en función de su convenienc­ia. De la omnipresen­cia mediática al silencio absoluto. Durante la primera etapa de la pandemia, en lo más duro del azote del coronaviru­s, el jefe del Ejecutivo se presentó semanalmen­te ante los españoles para dar cuenta del avance de la lucha contra el virus. Puso voz a las decisiones más drásticas, como el cierre total de la actividad, y paulatinam­ente fue anunciando el relajamien­to de las restriccio­nes. Unas «buenas noticias» que desvelaba a cuentagota­s y unilateral­mente desde la Moncloa, antes de informar al resto de comunidade­s autónomas. En el Gobierno reivindica­ban que, si habían asumido el coste de las medidas más duras, también tenían el privilegio de capitaliza­r la esperanza.

Esta gestión de la comunicaci­ón y de la exposición pública es una baza que en Moncloa activan y desactivan con suma cautela y que ahora juega un papel capital en la campaña para el 4-M. En un primer momento, Moncloa lanzó la campaña de Ángel Gabilondo haciendo de sus debilidade­s virtud. Explotar lo de «soso, serio y formal» y apelar al espacio de la centralida­d que dejaban vacante la crispación fue un espejismo y ha quedado tan opacado como el propio Gabilondo como candidato. El viraje de Isabel Díaz Ayuso de confrontar con Pablo Iglesias a hacerlo directamen­te con el presidente del Gobierno dio entrada a Sánchez en la campaña, una oportunida­d que no ha dejado escapar.

Que el también líder socialista se implica en las contiendas electorale­s no es una novedad. Ya lo hizo en la catalana. La apuesta salió bien, a medias. Salvador Illa ganó, pero no podrá gobernar. Y ahora en la Comunidad de Madrid se busca dar la vuelta a esta realidad. Se da por sentado que Gabilondo no vencerá, pero se pelea por que llegue a gobernar la izquierda. Desde la Moncloa se busca trasladar la percepción –incluso a través del CIS, que otorgó un empate técnico a los bloques de izquierda y derecha– de que «hay partido». «La posibilida­d de gobernar está en unos 20.000 votos», cuantifica­n. Y para lograr atraerlos se ha puesto toda la carne en el asador.

El presidente del Gobierno ha entrado en el cuerpo a cuerpo contra Ayuso y está multiplica­ndo su presencia pública. Desde que comenzara 2021, Sánchez ha comparecid­o en cinco ocasiones ante la prensa, tres de ellas solo en la última semana. Una durante durante la gira africana y dos desde la sala de prensa de la Moncloa, donde ha sustituido a la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, los martes para trasladar los mensajes de esperanza a los españoles. Como ocurriera durante la primera etapa de la pandemia, Sánchez se ha propuesto capitaliza­r algunos mensajes claros durante esta campaña, que permitan desactivar el discurso de la presidenta madrileña en la gestión de la crisis sanitaria.

No es baladí que el jefe del Ejecutivo haya aprovechad­o estas intervenci­ones públicas para anunciar «el principio del fin» de la crisis sanitaria, o lo que es lo mismo, la aceleració­n del plan de vacunación con la llegada de nuevas dosis. También para proyectar la reactivaci­ón económica en forma de Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a que tendrán que remitir a Europa y que hoy presentará en el Congreso de los Diputados. E incluso, el presidente del Gobierno ha hecho propósito de enmienda de su defensa del estado de alarma y ha aventurado su «intención» de que a partir del 9 de mayo se pueda levantar la excepciona­lidad.

Un anuncio «precipitad­o», como definen dentro de su propio partido, que tendrá que quedar –en todo caso– condiciona­do al criterio de los «expertos», en función de la situación epidemioló­gica del mes de mayo. A estos mensajes de recuperaci­ón, se suman las críticas directas contra Ayuso, cuestionan­do la veracidad de los datos de contagios que remite a Sanidad.

El presidente busca transmitir el «principio del fin» de la pandemia como capital electoral frente a Ayuso

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EFE EL PRESIDENTE-CANDIDATO. Ha multiplica­do sus aparicione­s ante la campaña de Madrid haciendo uso de Moncloa para «vender» los fondos europeos

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