EE UU y la UE se movilizan ante una guerra en Ucrania
La OTAN apoya al Gobierno de Kiev tras el despliegue de tropas rusas en la frontera, el mayor desde la anexión de Crimea. Biden llama a Putin para pedirle un encuentro
Rusia vuelve a jugar con fuego. Puede que tan sólo sean maniobras con ánimo provocador, pero están consiguiendo su objetivo: inquietar a Occidente y soliviantar los ánimos. El ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytró Kuleba acudió ayer a Bruselas para recabar apoyos en los aliados de la OTAN tras el ingente aumento de las tropas rusas en la frontera de su país. El propio secretario general de la Alianza, Jens Soltenberg, reconoció ayer que este movimiento de soldados rusos es el mayor registrado desde la anexión ilegal de la península de Crimea en el año 2014. Además, desde comienzo de abril se han intensificado los combates en la región de Donbass, dónde desde 2014 continúan los enfrentamientos entre los separatistas prorrusos y el Ejército ucraniano. En la segunda mitad de 2020, se vivió la tregua más larga en el Este del país, pero desde 2021 los choques se han multiplicado, sin que haya demasiados motivos para la esperanza de otro alto el fuego duradero. La escalada de tensiones ha ido in crescendo en los últimos días, lo que precipitó ayer la llamada del presidente norteamericano, Joe Biden, y su homólogo ruso, Vladimir Putin. El jefe de la Casa Blanca le reiteró a Putin la alianza «inquebrantable» que existe entre EE UU y Ucrania, al que considera un socio importante, preocupado por la «repentina acumulación militar rusa en la Crimea ocupada y en las fronteras de Ucrania». Según fuentes rusas, ambos líderes «expresaron su disposición para continuar el diálogo en las áreas más importantes para la seguridad global». Biden, además, propuso un encuentro bilateral en un tercer país y le transmitió al jefe del Kremlin su deseo de continuar el diálogo para ampliar el tratado New START En un viaje exprés a la capital comunitaria, el Secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, quien ha aprovechado su visita para entrevistarse con Kuleba antes de reunirse hoy con Soltenberg. El secretario general de la Alianza ya tenía prevista una cita con el secretario de Defensa de EE UU Lloyd Austin para tratar, entre otros asuntos, la salida de las tropas de los aliados de Afganistán. Finalmente, será una reunión a tres. Blinken viajó a Bruselas hace un mes como señal del compromiso de la Administración Bliden de reestablecer el vínculo transatlántico tras la difícil era Trump. Después de que Kuleba explicara ayer los últimos movimientos rusos a los socios de la OTAN, los aliados emitieron un comunicado en el que «reafirmaron el apoyo inquebrantable de la OTAN a la integridad territorial y la soberanía de Ucrania. Lo aliados expresaron su preocupación por la concentración militar de Rusia en Ucrania y sus alrededores y las violaciones del alto el fuego por parte de militares respaldados por Rusia en el este de Ucrania». En la misma línea, Blinken también mostró ayer el «apoyo firme a la soberanía e integridad territorial de Rusia en visita de las agresiones que están teniendo lugar», según explicó ayer el portavoz de la Casa BlancaNed Price.
Según los datos de las autoridades de Ucrania, Rusia tiene ahora desplazados unos 40.000 soldados en la frontera oriental y unos 40.000 en Crimea. En una rueda de prensa conjunta con Kuleba, Stoltenberg recalcó que «estamos
Los choques armados entre los separatistas prorrusos y el Ejército ucraniano se han intensificado en Donbás
seriamente preocupados por los acontecimientos y estamos siguiendo la situación muy de cerca. Las fuerzas militares rusas en la frontera con Ucrania tienen que retirarse».
Pero el representante ucraniano no sólo ha acudido a Bruselas para recibir buenas palabras sino también para evitar que vuelva a repetirse la misma situación de 2014, cuándo la parálisis de Occidente propició el paseo militar ruso. Kuleba insistió en que su país «no quiere la guerra» pero «no perdemos ni perdemos tiempo y si Moscú toma alguna medida imprudente se iniciará la espiral de violencia». Desde la anexión de la península de Crimea, la OTAN está ayudando a Ucrania con la modernización de sus tropas y también ha aumentado su presencia en el Mar Negro. Para Ucrania no es suficiente. Aparte de la posibilidad de nuevas sanciones económicas contra Moscú, el país solicitó ayer más ayuda directa para fortalecer sus capacidades de defensa. «El precio de algunas de las medidas de las que estamos hablando pueden parecer costoso, pero el precio de la prevención será siempre más bajo que el precio de parar una guerra y mitigar sus consecuencias. Por eso, es mejor actuar ahora para impedir una escalada de la situación por parte de Rusia», sostuvo el ministro de Exteriores. Las peticiones no terminan aquí. Ucrania ha vuelto a presionar a los socios de la OTAN para que el país pueda formar parte de la organización militar, pero los aliados no parecen tenerlo claro y reclaman, por el momento, más reformas al país. Moscú siempre ha considerado una traición que países de la antigua orbita soviética entren a formar parte tanto de la Alianza como del club comunitario. A Kiev le molestan estas largas y ayer su ministro de Exteriores recordó que la adhesión de Ucrania y también de Georgia es una promesa de los aliados que data del año 2008. Para Kiev, su entrada en la OTAN es lo único que puede Rusia.