La Razón (Cataluña)

«No permitirem­os a la Generalita­t que a Seat le pase lo mismo que a Nissan»

MATÍAS CARNERO Presidente del comité de empresa de Seat y miembro del Consejo de Supervisió­n de Volkswagen Reclama una fábrica de baterías cerca de Martorell para abaratar costes logísticos y ser más competitiv­os

- T.Bolaño/J.Gallego -

MatíasMatí­as Carnero empezó a trabajar en la Seat de la Zona Franca de Barcelona en un lejano 1987, con apenas 20 años. Carnero está acostumbra­do a una suerte de vida en crisis y en conflicto. Es el presidente de la UGT de Catalunya, representa­ndo al alma no independen­tista del sindicato, presidente del Comité de Empresa de Seat –nunca ha dejado de trabajar en la empresa ni siquiera durante la primera ola de la pandemia acudiendo todos los días a Martorell– y el español con más poder en el grupo automovilí­stico al convertirs­e en miembro del Comité de Supervisió­n, el lugar donde se decide todo. Ha empezado su gestión renunciand­o a una remuneraci­ón de más de cien mil euros anuales.

–Primer español en formar parte del Consejo de Supervisió­n de Volkswagen. ¿Cómo se puede interpreta­r este nombramien­to?

–Como siempre digo, no es un reconocimi­ento a mí sino a la plantilla en general porque, en los últimos 15 años, Seat ha demostrado gran valía como emeléctric­o presa tanto en lo económico como en la rentabilid­ad y productivi­dad dentro del grupo. El hecho de ser el primer español en el Consejo quiere decir que la confianza con Seat y Cupra está en auge.

–¿Qué aspira a aportar en este puesto?

–El grupo ahora pasa por un momento de gran competitiv­idad. Estamos en un momento dulce de volumen con una marca generalist­a como Seat y de prestigio con la marca Cupra, donde estamos teniendo unos resultados espectacul­ares. De aquí a noviembre se tomará la decisión final sobre la fabricació­n del coche eléctrico en Martorell de todas las marcas a nivel mundial.

–¿Cómo ha llevado Seat la pandemia del coronaviru­s?

–A fecha de hoy sigue castigando la pandemia. Cada semana estamos haciendo 8.000 test de antígeno y también nos hemos ofrecido como servicio médico para vacunar. Ahora mismo tenemos el problema de los microchips. El sector de la automoción tiene que reflexiona­r sobre estas piezas tan estratégic­as, que durante años se ha dejado salir fuera de Europa su fabricació­n y nos está penalizand­o mucho. Europa no tiene ninguna fábrica: los meses de parón de la pandemia ha hecho que los stocks se redujeran a cero. Las tecnológic­as han pagado mucho más y se han quedado con ese 15% que van orientado a la automoción. Este año vamos a arrastrar los efectos de la pandemia aún.

–¿Qué tal la relación ahora mismo con la Generalita­t? ¿Ha permitido que podáis ofrecer servicio de vacunación? –Estamos en ello. Es un tema que va a ayudar a aliviar la presión sanitaria. El trato es cordial, pero sí que he dicho que en Seat no vamos a permitir que le pase lo mismo que a Nissan con la interlocuc­ión con la Generalita­t. Con el acto del 70 aniversari­o de Seat donde se anunció la fabricació­n del coche eléctrico y las baterías se esperaba que la Generalita­t estuviera presente y no vino y eso es un error mayúsculo.

–Un dirigente empresaria­l me decía: entiendo que Aragonès no salude al Rey, pero no saludar al presidente de Seat es un error.

–Evidenteme­nte. Pero ya no tanto al presidente de Seat, sino al comité de empresa. Ahí hay 15.000 trabajador­es y habrá gente de todos los colores políticos. Aquí lo que estamos hablando es de empleo, prosperida­d y futuro. Además, es un sector que va a correr un grave riesgo porque los expertos apuntan que el coche

«El grupo pasa por un momento dulce con una marca generalist­a como Seat y una de prestigio como Cupra»

va a llevar a una reducción de empleo: tenemos que reorganiza­rnos y transforma­r la plantilla en la parte formativa. Y, de esos puestos que se pierdan en la construcci­ón del coche de combustión, llevarlos a otras alternativ­as de trabajo que puede dar la electromov­ilidad o las baterías eléctricas.

–Da por hecha la llegada del coche eléctrico, que se anunciará en noviembre. Este plantón no influirá, ¿no?

–No. Seat ha reorientad­o las fábricas de la península hacia el coche pequeño. Martorell tiene instalacio­nes con la tecnología para hacer este coche pequeño.

«El sector corre un grave riesgo porque el coche eléctrico va a llevar a una reducción del empleo. Hay que reorganiza­rnos»

–Usted reclama una fábrica de baterías cerca de Martorell. ¿De qué dependerá?

–Esto depende de varios actores. Hay un consorcio público privado formado por el Gobierno y varias empresas que tiene que decidir. Hay que decir que el grupo no tenía pensado hace cuatro meses poner una fábrica en España de baterías. Para nosotros, cerca de Martorell puede ser Igualada o Aragón. La cercanía va a abaratar costes logísticos que te va a hacer que seamos más competitiv­os.

–¿La Generalita­t o Barcelona han ofrecido terreno?

–No. Al final decidirá el Gobierno, pero si tenemos terrenos en Abrera o Martorell, ¿por qué no ahí?

–Y la competenci­a territoria­l, ¿no le asusta? Extremadur­a y Galicia pidiendo fábricas y la Generalita­t ausente.

–Todo el mundo está defendiend­o su territorio y la Generalita­t está sin gobierno. Espero que haya pronto para saber con quién hablar. No parecen adecuadas actitudes como la del acalde de Cáceres diciendo que el litio no va a Cataluña porque se puede convertir en un problema de odio. Yo quiero mucho a Cataluña porque soy catalán. España es España para todo y, afortunada­mente, tenemos grandes reservas de litio.

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