La Razón (Cataluña)

La Taula del Tercer Sector alerta que la COVID-19 está potenciand­o

La pandemia azota a las personas en situación irregular, muchas de las cuales se han quedado sin trabajo, dejando así de cumplir los requisitos para renovar la autorizaci­ón

- Ángela Lara - Barcelona

En Cataluña viven más de un millón de personas migradas, de las cuales se estima que en torno a 100.000 están en situación administra­tiva irregular, lo cual, tal y como denuncian las entidades de la Taula del Tercer Sector Social a través del informe ‘Fronteras de Papel: la irregulari­dad administra­tiva y la invisibili­dad de las personas’, las convierte en personas especialme­nte vulnerable­s, una condición que se ha visto agravada con la pandemia.

Tal y como pone de relieve el documento, esa vulnerabil­idad es claramente visible en lo que se refiere a la tasa de riesgo de pobreza, que entre las personas migradas (50%) es casi 4 veces mayor que entre las personas de nacionalid­ad española (13%), y en lo que se refiere al ámbito laboral. En este sentido, en los últimos últimos cinco años, la población extranjera ha registrado una tasa de paro (23%) de más del doble que la de nacionalid­ad española (10%) y en cuanto a la precarieda­d laboral, la tasa de riesgo de pobreza en el trabajo alcanza hasta casi el 40% entre la población inmigrada, que sigue siendo la que trabaja en los sectores más precarizad­os y empleos con menor status, lo que implica ingresos más bajos e inestabili­dad,

Todo ello además va acompañado de un riesgo más elevado de las personas de nacionalid­ad extracomun­itaria de caer en la exclusión social, que se sitúa ya en el 46% de la población extranjera por el 15% de la de nacionalid­ad española. Ello se traduce en una exclusión residencia­l, que afecta al 60% de los extranjero­s no comunitari­os por el 21% de los españoles o comunitari­os; en la salud y la cobertura sanitaria, con un porcentaje que entre la población extranjera no comunitari­a alcanza el 27% mientras que en la española o comunitari­a es del 17%; en la educación, que afecta al 27% y al 3%, respectiva­mente; y en la política, como demuestra que el 54% de los extranjero­s no comunitari­os no tiene derecho a voto en las elecciones locales.

Y esta situación se ha visto agravada con la pandemia, puesto que quienes trabajaban de forma informal se han quedado ahora totalmente desprotegi­das ya que no tienen derecho al paro, no se pueden acoger a un ERTO y tampoco tienen la posibilida­d de acceder a la renta garantizad­a de ciudadanía o al ingreso mínimo vital. Así pues, muchas de estas personas en situación administra­tiva irregular, que ya contaban con pocos o escasos ahorros, se han quedado sin invienda gresos y sin la posibilida­d de acceder a prestacion­es de urgencia, pero además, en algunos casos, el contexto de la pandemia ha supuesto para ellas la paralizaci­ón de trámites administra­tivos esenciales, tales como la obtención de la primera autorizaci­ón de residencia y de trabajo por arraigo o su renovación- ya que al perder su empleo han dejado de cumplir con los requisitos- la solicitud de protección internacio­nal o la emisión de tarjetas de identifica­ción de extranjero.

En este contexto, a través del informe, el último del ciclo ‘Cataluña Social’, el sector social reclama a las administra­ciones una serie de medidas destinadas a proteger y mejorar la vida de este colectivo, que al llegar a Cataluña ha de hacer frente a un sinfín de obstáculos de cara a intentar regulariza su situación. Y es que, en muchos casos, conseguir una vidigna vidigna es un verdadero reto, bien sea por el elevado precio de los alquileres o por la imposibili­dad de presentar una nómina como garantía tal y como exigen muchos arrendador­es; los trámites de regulariza­ción, ya sea por arraigo como por protección internacio­nal o asilo, están repletos de obstáculos; el acceso al mundo laboral está asociado con frecuencia a trabajos informales y precarios debido precisamen­te a su situación irregular; el empadronam­iento, que es la puerta a derechos básicos como la salud o la educación y la forma más habitual para demostrar el arraigo social, y el acceso a los servicios sociales o abrir una cuenta corriente son en teoría derechos reconocido­s que, sin embargo, con frecuencia las personas en situación irregular no tienen la posibilida­d ejercerlos en la práctica; y la participac­ión es casi una quimera, puesto que las personas migradas tienen limitados los derechos políticos, ya que la residencia no está legalizada y les falta la nacionalid­ad.

Ante la situación cada vez más precaria y vulnerable de la población migrada, que les ubica al margen del sistema, desde la Taula del Tercer Sector Social reclaman al Estado que garantice vías seguras para la migración, que facilite al acceso al mercado laboral en plenas garantías, que conceda la autorizaci­ón de trabajo a los jóvenes migrantes sin referentes familiares ex tutelados que llegan en la mayoría de edad y que garantice la plena inclusión del sector doméstico en el régimen general de protección social de la Seguridad Social.

Además, también lanzan una serie de peticiones de ámbito autonómico, que pasan por garantizar la atención en los servicios sociales a las personas migradas y el acceso a las prestacion­es sociales básicas, asegurar una mejor protección a los menores extranjero­s sin referentes e introducir cambios en las prestacion­es de emergencia social para que las personas en situación irregular no queden excluidas de ayudas como la renta garantizad­a de ciudadanía o el ingreso mínimo vital. Por último, el informe pone de relieve que es necesario que las administra­ciones locales garanticen el empadronam­iento de todo aquel que viva en el municipio, pese a que no pueda acreditar título de propiedad.

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LA RAZÓN Para acceder al mundo laboral, los migrantes en situación irregular se ven abocados al empleo informal

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