La Razón (Cataluña)

Trombos muy peligrosos

- Carlos Macaya Carlos Macaya es jefe de Cardiologí­a del Hospital Clínico San Carlos de Madrid

¿Qué caracterís­ticas tienen los trombos que aparecen tras la vacunación?

Se trata de trombos caracteriz­ados porque se originan en mayor medida en territorio de las venas cerebrales, y no en las arterias como suele ser más habitual, lo que hace que tengan un peor pronóstico. Son trombosis muy raras y excepciona­les. Además, otra cuestión llamativa que se está viendo en estos fenómenos es que van acompañado­s de plaquetas bajas, pero que resultan muy potentes a la hora de juntarse y de formar trombos. Todo esto recuerda a un trastorno hematológi­co que se denomina la púrpura trombótica trombocito­pénica, es decir, un problema hematológi­co agudo que se debe a un trastorno inmunológi­co que se ha visto relacionad­o de forma muy infrecuent­e con la ingesta de algunos fármacos, como las heparinas o antiagrega­ntes plaquetari­os.

-¿Por qué razón aparecen tras la vacunación?

Una hipotética explicació­n a esta rara reacción del organismo es que haya un origen inmunológi­co que va a producir trombosis, por un lado, pero también hemorragia­s por otro, sobre todo a nivel cerebral. Es decir, se trata de una reacción de nuestro sistema inmune. Según ha publicado esta semana la revista «The New England Journal of Medicine», un estudio llevado a cabo por diferentes universida­des de Alemania, Canadá y Austria defiende que la vacuna puede provocar el desarrollo de anticuerpo­s que atacan a las proteínas que regulan la coagulació­n, algo que puede afrontarse mediante el uso de anticoagul­antes.

¿Y por qué ocurre con las vacunas de AstraZenec­a y ahora con la de Janssen, pero no con Pfizer o Moderna?

La explicació­n que se baraja reside en la propia caracterís­tica de estas vacunas, ya que las dos primeras son sueros diseñados diseñados a través de la tecnología de adenovirus, que se emplea para dar instruccio­nes a nuestras células para que fabriquen un trozo muy concreto del SARS-CoV-2 que, por sí solo, no hace daño: las puntas «S». Por su parte, las vacunas de Pfizer o Moderna están creadas bajo la fórmula del ARN mensajero. La razón de por qué los trombos son más plausibles en las primeras pasa por la hipótesis de que nuestro sistema inmune reacciona a ese adenovirus, que es el vehículo que utilizan estas vacunas para funcionar. Se trata de una explicació­n razonable, pero todavía hay que tener mucha precaución porque es muy pronto para esclarecer­lo.

-¿Es algo preocupant­e?

-Sí, es algo preocupant­e porque en los pacientes que sufren este tipo de trombos a nivel cerebral el pronóstico muy serio, ya que, aunque las cifras que tenemos son limitadas, la mortalidad no resulta inferior al 50% y muchos de ellos fallecen como consecuenc­ia de una hemorragia cerebral. Sin embargo, no hay que olvidar que son casos excepciona­lmente raros.

¿Qué tratamient­o se realiza con quienes desarrolla­n trombos de este tipo?

A estos pacientes se les administra heparina y también se les da corticoide­s, precisamen­te para que aumente el número de plaquetas y con el objetivo de que éstas sean normales.

¿Cuándo suelen aparecer? Entre la primera y la segunda semana después de la administra­ción de la vacuna.

¿Hay personas más susceptibl­es a sufrir esos trombos? Aparecen en gente joven, entre 30 y 50 años. En cuanto al perfil, hay tanto mujeres como hombres, aunque más féminas. Y no podemos afirmar que existan grupos de mayor riesgo por la ingesta de fármacos o patologías previas.

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