La Razón (Cataluña)

Sánchez renegociar­á el CGPJ tras las elecciones

Los jueces claman contra la reforma que les impide nombrar y les «atrofia»

- Ainhoa Martínez -

El Gobierno tiene ya la mirada puesta en el 5 de mayo y cómo el resultado que arrojen las urnas la noche electoral del 4-M va a marcar el rumbo de la legislatur­a. El continuo clima de inestabili­dad política en el que vive sumido el país ha forzado a Moncloa a paralizar de nuevo su agenda.

Primero fueron los Presupuest­os Generales del Estado los que obligaron a reducir el tempo; después las elecciones en Cataluña, y cuando se esperaba que todo volviera a funcionar con relativa normalidad, a coger velocidad de crucero, Isabel Díaz Ayuso sorprendió con una convocator­ia anticipada de comicios en la Comunidad de Madrid.

Este movimiento condicionó, de facto, el horizonte para alcanzar cualquier pacto o entendimie­nto a que las urnas madrileñas resuelvan el nuevo mapa que se dibujará también a nivel nacional. En el Gobierno son consciente­s de que la victoria de Díaz Ayuso reforzará al PP, en la que será su primera victoria electoral después de encadenar hasta

La salida del gobierno de Pablo Iglesias también podría facilitar un entendimie­nto entre Génova y Moncloa

seis derrotas seguidas, seis derrotas que Pedro Sánchez le recuerda a Pablo Casado insistente­mente y cada vez que tiene oportunida­d. En el reforzamie­nto del líder de la oposición pone sus esperanzas Moncloa, para desencalla­r uno de los asuntos que más tiempo lleva enconado: el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Según ha podido saber este diario de fuentes del entorno del presidente del Gobierno, Sánchez volverá a intentar desbloquea­r la renovación del órgano de gobierno de los jueces, una vez se supere la cita con las urnas. En el Ejecutivo creen que un Casado empoderado podrá asumir y culminar en mejores condicione­s ahora una negociació­n que estaba prácticame­nte «cerrada» en febrero, sin temor a que el pacto sea utilizado por Vox

para debilitarl­e. Las conversaci­ones entre socialista­s y populares para el acuerdo judicial han pasado por varias fases, jalonadas por los procesos electorale­s y en el Gobierno asumen que han sido los «complejos» del PP lo que han impedido hasta el momento rubricar el pacto.

Primero fue Cayetana Álvarez de Toledo quien reveló su inminencia y dio al traste con el mismo en el mes de agosto y, llegadas las elecciones catalanas, los populares pidieron margen a Moncloa para que Vox no lo utilizara en su contra y se esperara hasta después del 14-F. Fue entonces cuando PP y PSOE intensific­aron los contactos, pasando del ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, y el responsabl­e de Justicia del PP, Enrique López, al más alto nivel en Moncloa, Félix Bolaños, y Génova, Teodoro García-Egea. Pero los vetos –en los nombres de los vocales– que se profesaban mutuamente los populares y Podemos dieron al traste con una renovación en bloque de todos los órganos constituci­onales. Solo se salvó el pacto in extremis para la Corporació­n de RTVE.

Los contactos se interrumpi­eron abruptamen­te y Sánchez aprovechó una comparecen­cia posterior al Consejo Europeo para, en los jardines floridos de la Moncloa, lanzar una advertenci­a al PP para que superase su «miedo» a Vox y se aviniese a un acuerdo. Ahora, en el Gobierno creen que la actitud de Casado podría cambiar tras la victoria en Madrid y encarar con otro ánimo unas negociacio­nes que saltaron por los aires por la intención de Podemos de promover como vocal al magistrado José Ricardo de Prada, que tuvo un papel protagonis­ta en la sentencia de la Gürtel que motivó la moción de censura contra Rajoy.

Desde el PP evitan valorar las apreciacio­nes del Gobierno sobre su actitud más favorable al acuerdo tras el 4-M y señalan que están pensando exclusivam­ente en los comicios, con sus esfuerzos centrados en ganar la contienda electoral. Los populares instaron en febrero al PSOE a elegir entre cerrar el pacto con ellos o atender a las exigencias de sus socios de gobierno, en un momento muy tenso en la relación dentro de la coalición. Sin embargo, Sánchez optó por salvaguard­ar la estabilida­d de su ejecutivo, consciente de que le asegura la superviven­cia en Moncloa hasta el final de la legislatur­a, y decidió esperar a un mejor momento para llegar a un acuerdo con el principal partido de la oposición. Ese momento podría darse después de las elecciones madrileñas, cuando se prevé también un debilitami­ento de las posiciones de Unidas Podemos.

El salto de Iglesias a la escena madrileña ha garantizad­o que los morados tengan representa­ción en la Asamblea, algo que no estaba nada claro hasta que el ex vicepresid­ente dio un paso al frente. Sin embargo, los morados quedarán en una posición subalterna, por detrás de Más Madrid, y con la obligación moral de apoyar un gobierno de Ángel Gabilondo, si dieran los números para ello, por lo que –en el terreno de la negociació­n del CGPJ– Podemos está en una posición de debilidad en el nuevo escenario que se abre tras el 4-M y con Iglesias presionand­o ya desde fuera del Ejecutivo.

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POOL El Rey y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversan con el presidente de la Repúlica Dominicana, Luis Abinader, y el de Guatemala, Alejandro Giammattei, ayer en el Palacio de la Zarzuela
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