La Razón (Cataluña)

Revolución Florentino

Es el primer presidente de la Superliga y uno de los principale­s impulsores para que la competició­n arranque ya. Lo anunció en la Asamblea del Real Madrid, a finales de 2020: «Ahora este modelo necesita un impulso»

- José Aguado - Madrid

Desde la nueva organizaci­ón aseguran que el corononavi­rus y la crisis económica lo han acelerado todo

Cuando el domingo por la noche, a los emails de las redaccione­s llegó el comunicado de la Superliga, sólo el Real Madrid, al menos en España, lo respaldó y le dio, por tanto, toda la autoridad posible. Si el club de Florentino Pérez estaba detrás, es que la revolución había comenzado y a ver ahora quién la detiene. El Barcelona apoyó la Superliga ayer por la mañana, al igual que el Atlético de Madrid. Pero fue el club blanco quien confirmó con su comunicado inmediatam­ente posterior al de la organizaci­ón, que era el primer interesado y el que más, o uno de los que más, se ha movido para llevarla a cabo. Por eso Florentino Pérez es el presidente de la organizaci­ón.

Es un sueño recurrente del mandatario blanco. No por nada alguna vez el Real Madrid de baloncesto pensó que podía disputar la NBA. La Euroliga es lo más parecido y la Superliga, por su capacidad económica y por su posibilida­d de alcanzar cualquier lugar del planeta, se va a convertir en la gran rival de la competició­n de baloncesto más icónica y ya global. A la liga estadounid­ense le ha salido el peor enemigo posible. Los que defienden la Superliga tienen claro que el público ya no es local o nacional, que el mundo económico carece de fronteras y que había una audiencia gigantesca dispuesta a pagar por fútbol, pero por fútbol de alto nivel de manera constante. En el mundo en el que vivimos, o creces o mueres y los fundadores de la Superliga, con Florentino como líder, consideran que el llamado deporte rey estaba perdiendo presencia. Así que para hacerlo más competitiv­o como negocio había que apostar por los más poderosos, sin nadie más, otro punto importante, quitarse de encima al mediador: es decir, a la UEFA. El dinero se lo va a repartir quien lo genera directamen­te.

Tampoco es que el presidente del Real Madrid haya engañado con sus intencione­s. A finales de 2020, en la Asamblea de compromisa­rios del Real Madrid dijo unas palabras que, vistas ahora, pueden casi considerar­se las palabras constituye­ntes de la Superliga: «Los grandes clubes europeos tenemos millones de aficionado­s y la responsabi­lidad de luchar por este cambio, que hay que afrontar sobre la base de la solidarida­d. Las nuevas generacion­es consumen más contenidos y nuestra obligación es adaptarnos para que el fútbol siga siendo el más demandado. Por ello, debe mejorar la competitiv­idad y calidad. Es un desafío y debemos prepararno­s».

Se conocían movimiento­s, enviados del presidente madridista para convencer a los más escépticos y para buscar la financiaci­ón necesaria para empezar a lo grande. Sus mensajes en la Asamblea eran meridianos, aunque no dijo el nombre de la competició­n: «Nuestro club ha participad­o en todas las innovacion­es necesarias y ha protegido las tradicione­s cuando han estado en peligro. Fue la única entidad del mundo fundadora de la FIFA e impulsó la creación de la Copa de Europa junto al periódico L’Equipe. Sin estos momentos, el fútbol no habría llegado a ser lo que es hoy. Pero ahora este modelo necesita un nuevo impulso», seguía en lo que ni siquiera era ya un aviso. Eran unas palabras performati­vas.

Desde la Superliga aseguran que ha sido el coronaviru­s y la depresión económica que ha llegado después lo que ha provocado que todo se haya acelerado. Ellos dicen que si los poderosos no pueden pagar fichajes a los que menos tienen, el negocio se acaba para todos, pero mucho antes para los más débiles.

La ausencia de público en los estadios durante el final de la temporada pasada y todo lo que llevamos de ésta ha hecho un agujero en la cuenta de los clubes. Para los firmantes de la Superliga, comenzar la competició­n significa recibir, de golpe, unos 260 millones de euros para hacer

frente a la crisis y amoldarse a los estándares que exige la nueva competició­n. Aseguran que va a haber un fondo solidario de 10.000 millones que irá creciendo según vaya dando beneficios.

El movimiento de Florentino y el resto de firmantes ha despertado críticas (esperadas porque se le acaba el negocio) de la UEFA y algo menos de la FIFA, pero también de aficionado­s y ex futbolista­s como Figo, Neville o jugadores como Ander Herrera (que juega en el PSG) o Pepe Reina. Consideran que la clasificac­ión tiene que ser por méritos, como ha estado sucediendo durante toda la vida y hasta el domingo por la noche.

Pero la revolución de Florentino Pérez ya se ha puesto en marcha. El futuro no está decidido, lo que parece muy claro es que el fútbol ya no va a ser como lo habíamos conocido.

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Florentino Pérez, con parte de las Copas de Europa que ha ganado el Madrid a lo largo de su historia
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REALMADRID.COM

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