La Razón (Cataluña)

William y Kate celebran en las redes su décimo aniversari­o de boda

Los duques de Cambridge se muestran más unidos que nunca en un vídeo con sus hijos

- Celia Maza-Madrid

Aquel 29 de abril de 2011, una novia risueña atravesó el largo pasillo de la Abadía de Westminste­r acompañada de su padre hasta encontrars­e con su prometido en el altar. «Pensé que iba a ser algo más íntimo», dijo él bromeando ante los más de 1.900 invitados. Además de los asistentes, 2.000 millones de personas en todo el mundo seguían cada detalles a través del televisor. Y es que no todos los días, uno es testigo de la boda de un futuro rey.

El enlace de Kate y William, segundo en la línea de sucesión, puso el broche de oro a un largo noviazgo (con ruptura entre medias) iniciado en la Universida­d de St. Andrews. Hoy, los duques de Cambridge son padres de tres niños: el primogénit­o y futuro heredero, George, Charlotte y Louis. Que, ante todo, representa­n el futuro de la monarquía británica. Con motivo de su aniversari­o, aniversari­o, la pareja publicó ayer en sus redes sociales un vídeo de unos 40 segundos disfrutand­o de un día de campo con sus pequeños en una estampa idílica. Lo cierto es que William nació para ser monarca. Pero, en el caso de Kate, ha sido un proceso de aprendizaj­e. Como ocurrió con el fallecido duque de Edimburgo, los inicios no fueron fáciles. Pero en estos diez años los británicos han sido testigos de su silenciosa transforma­ción. Kate no solo está ya sobradamen­te preparada para el papel de reina consorte, sino que además se ha convertido en uno de los pilares de Buckingham.

Un largo y duro camino

«Como ocurriera con el duque de Edimburgo, Kate ha entendido que ser un consorte en la familia real británica puede ser un camino largo y duro, pero que si lo haces lentamente, paso a paso, y muestras calma y cordura, puedes acabar siendo la roca sobre la

Kate se ha convertido en la roca sobre la que se sostiene con firmeza la institució­n monárquica, según el «Daily Mail»

que se sostenga con firmeza una gran institució­n», escribe en el «Daily Mail» Sarah Vine. Los feroces diarios británicos la llegaron a bautizar como «Waity Katy» (Katy, la que espera), para burlarse de un compromiso que no llegaba. Convirtier­on luego a su madre en una mujer sin escrúpulo obsesionad­a por «colocar bien» a sus hijas. El escritor Robert Lacey en su libro «Battle of Brothers: William, Harry and the Inside Story of a Family in Tumult» (2020), asegura que los Middleton, al conocer los planes del príncipe para estudiar en Escocia, mandaron a Kate a un año sabático viajando por el mundo para poder coincidir con él en el siguiente curso.

Es más, a Kate y su hermana Pippa las llegaron a llamar «Wisteria sisters» en referencia a una flor «muy decorativa, intensamen­te fragante y con una habilidad feroz para trepar». Pero Kate nunca se quejó. Su optimismo la ha ayudado a hacer frente a las exigencias de su puesto a lo largo de los años.

Y ahora se ha convertido en una figura clave para la institució­n. Fue ella de hecho quien en el funeral del esposo de Isabel II propició el acercamien­to entre su marido y su cuñado tras la polémica entrevista de Harry. Durante el funeral del duque de Edimburgo, el fotógrafo de Getty Chris Jackson realizó el que posiblemen­te sea el mejor retrato de su carrera. Cuando captó la penetrante mirada de ojos verdes de Kate capturó su estado de ánimo sombrío y la determinac­ión de acero de una familia en duelo, pero también una mirada de confianza, aplomo y compostura.

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CHRIS FLOYD Kate y William, en los jardines del Palacio de Kensington

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