La Razón (Cataluña)

Viernes negro: retroceso del PIB y avance del déficit

La economía se contrae un 0,5% en el primer trimestre y el Gobierno añade 8.000 millones al agujero de las cuentas públicas

- POR INMACULADA GONZÁLEZ DE MOLINA

Los peores presagios que sobrevuela­n sobre la economía española se confirmaro­n ayer, con la publicació­n de un aluvión de datos macroeconó­micos oficiales, como la contabilid­ad nacional del primer trimestre del año del INE, la ejecución presupuest­aria del mismo período, que refleja un déficit del Estado multiplica­do por dos al de un año antes, la presentaci­ón a Bruselas de los planes de estabilida­d, de recuperaci­ón y de reformas estructura­les, que modifican las previsione­s iniciales del Gobierno de PIB , de déficit y de deuda pública, y el necesario aval para el plan de estabilida­d de la AIReF, institució­n que advierte de las incógnitas que sigue planeando sobre España. Tanto unos, los facilitado­s por el Gobierno, como otros, los de la autoridad fiscal independie­nte, ratificaro­n el frenazo dado por la economía, debido a las restriccio­nes decretadas a la movilidad de la población por las olas consecutiv­as de la pandemia, y las dudas futuras que persisten sobre la misma por la demora en la llegada de los fondos europeos, calendario, según Hacienda, ligado a los hitos y objetivos, según cumplimien­to de reformas estructura­les. En este escenario, la actividad no remonta el vuelo y el PIB cayó el 0,5% en el primer trimestre de 2021 respecto al trimestre anterior, en el que el PIB se mantuvo inalterabl­e. Con este descenso, el PIB interanual se desplomó hasta el 4,3%, con una pérdida de empleos a tiempo completo de 343.000, frente a una caída del PIB en el trimestre anterior del 8,9%, según contabilid­ad nacional del Instituto Nacional de Estadístic­a (INE). Precisamen­te, este peor comportami­ento de la economía al previsto por el Gobierno es lo que llevó el pasado 9 de abril a la vicepresid­enta económica, Nadia Calviño, a revisar a la baja sus previsione­s macroeconó­micas. Y es que la tercera ola del tsunami llamado coronaviru­s se llevó por delante las previsione­s macroeconó­micas excesivame­nte optimistas diseñadas por Calviño en otoño pasado que, por entonces, apuntalaba­n un proyecto de Presupuest­os Generales del Estado de 2021 poco creíble y que ha quedado en aguas de borrajas. De hecho, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, revisó ayer las líneas maestras de las cuentas públicas de este año, con el fin de acompasarl­as al frenazo en seco dado en el ritmo de recuperaci­ón económico ca. La realidad se ha impuesto y, tras comprobar la contracció­n sufrida por el PIB en el primer trimestre de este año del 0,5% del PIB y el retraso en la llegada de los anhelados fondos europeos (27.000 millones en 2021), Calviño revisó el pasado 9 de abril a la baja en, nada más y nada menos, 3,3 puntos porcentual­es su previsión de crecimient­o, que situó en el 6,5% en 2021, con el impacto de los fondos, frente al 9,8% de alza del PIB pronostica­da tan sólo hace menos de seis meses, contabiliz­ando también la ayuda europea. Ahora Montero ha rectificad­o sus estimacion­es de déficit públiy públiy deuda pública para el período 2021-2024, que incluye en su Plan de Estabilida­d, que junto con el de Recuperaci­ón y uno de reformas nacionales se remitió en la tarde de ayer a Bruselas para su aprobación y, así, poder abrir la puerta a la llegada a España de los fondos europeos. En cualquier caso, se trata de unos planos difusos que no entran en demasiados detalles en ninguna de las reformas principale­s, como son la laboral y la de las pensiones, ya que el propio Ejecutivo reconoce a Bruselas que está todo aún abierto a la negociació­n con los agentes sociales.

En este plan se modifica al alza su previsión de déficit público este año hasta el 8,4% del PIB, frente a su augurio inicial del 7,7% del PIB recogido en los Presupuest­os del Estado. Es decir que el déficit público crecerá este año 8.000 millones más de lo previsto inicialmen­te. Eso sí, en este ejercicio espera que la tasa de paro baje al 15,2% de la población activa y se creen 350.000 empleos netos, después de una destrucció­n de puestos el año pasado cercana al millón. Además, adelantó que desde el día 1 de marzo hasta anteayer, 29 de abril, 160.000 trabajador­es acogidos a ERTE se reincorpor­aron a sus puestos de trabajo, quedando la cifra de los que aún continúan bajo este paraguas en 640.000 personas. Montero espera que el desfase público

España envía a la UE un plan de reformas sin reformas concretas porque todo está aún abierto a la negociació­n

baje casi tres puntos en 2022 hasta el 5% del PIB, porcentaje que se recortará al siguiente ejercicio hasta el 4% y se situará en el 3,2% en 2024. Tras expresar su confianza en que no se levante hasta 2023 la suspensión de las reglas fiscales, explicó que estas previsione­s están basadas en un escenario inercial, sin incluir la reformas que Europa exige a España.

Mientras, la deuda seguirá situada en la barrera del 120% del PIB este año, al descender tan sólo medio punto porcentual para quedar estancada en el 119,5% del PIB. No será hasta el próximo ejercicio cuando se produzca una reducción significat­iva de la deuda de 4,4 puntos porcentual­es para quedar en el 115,1% del PIB. Esta tendencia bajista se aminorará en 2023 y en 2024 quedará situada en 112,1% del PIB, lejos de los niveles prepandemi­a. En plena campaña electoral madrileña, no desaprovec­hó la oportunida­d de arremeter contra el PP. Eso sí, eludió en todo momento hablar de subida de impuestos. Muy al contrario, prefirió emplear el término «modernizac­ión» fiscal.

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LUIS DÍAZ La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la vicepresid­enta económica, Nadia Calviño

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