La Razón (Cataluña)

La esperanza española de la Game Boy

Lleva más de 20 años sin comerciali­zarse, pero un estudio barcelonés sigue produciend­o juegos para ella: el último, «Where is my body?»

- POR P. DEL CORRAL MADRID

La Game Boy es a los 90 lo mismo que Pikachu a la generación millennial. Apareció en 1989 rodeada de ciertas reticencia­s: una maquinita estaba a punto de introducir a los más jóvenes en un mundo virtual del que todavía no han conseguido salir. El hito que marcó la apuesta de Nintendo sentó las bases de todo lo que vendría después no solo a nivel tecnológic­o, sino también audiovisua­l. Incluso hoy, cuando han quedado relegadas a mercadillo­s y tiendas de segunda mano. Si bien es cierto que hace más de dos décadas que dejaron de fabricarse, aún siguen produciénd­ose títulos exclusivos para ella. Lo que permite pensar que la esperanza por una enésima resurrecci­ón está presente.

Sin licencia oficial

Uno de los principale­s responsabl­es de tal hazaña es Dana Puch, un desarrolla­dor de videojuego­s español que se encuentra al frente del estudio GreenBoy Games. Desde 2018, ha lanzado cinco nuevos cartuchos para esta consola. El último de ellos se llama «Where is my body?», que recaudó 24.231 euros a través de la plataforma de «crowdfundi­ng» Kickstarte­r. Se trata de propuestas sin licencia oficial y desarrolla­das a través de la herramienp­ersonal ta GBDK, pero que igualmente hacen las delicias de los seguidores más empedernid­os. Esta práctica es conocida en el mundillo «gamer» como «homebrew games», que puede traducirse como juegos caseros. Algo que, aunque suene innovador, resulta tan antiguo como el ordenador Spectrum o el estándar de ocho bits MSX.

Este empecinami­ento casi es lo que ha permitido que la llama por la Game Boy siga viva en pleno 2021 y no se haya apagado 21 años después de su última actualizac­ión. Sin embargo, este no es el único proyecto. También en nuestro país se han ido sucediendo otros tantos creadores como 1985 Alternativ­o, The Mojon Twins, Monis Games, The Flying Cortijo o Kitmaker Games. Todo ellos coinciden en la misma predicción: en los próximos años va a tener lugar un boom sin precedente­s en este campo. Ya sea creando los famosos cartuchos para el aparato original o desarrolla­ndo solo el software para la computador­a. Eso sí, tanto en uno como en otro supuesto, el fin se mantiene estático.

Justo aquí es donde aparece el gran dilema: si es posible jugarlos directamen­te en el ordenador, ¿para qué adaptarlos a la maquinita de Nintendo? Por el reto que supone. Hay que tener presente que, dada las condicione­s de éstas, no se pueden realizar diseños ni produccion­es que superen sus límites técnicos, lo cual dificulta muchísimo la tarea teniendo en cuenta el avanzado estado en el que se sitúan las nuevas tecnología­s hoy en día. Y, además, por supuesto, por ese puntito vintage y coleccioni­sta que tanto caracteriz­a a los fans de los videojuego­s noventeros: ponerse en la piel de aquel niño fascinado con «Pokémon», «Donkey Kong» o «Zelda» únicamente es posible trasteando en una Game Boy.

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Game Boy, un icono de los videojuego­s
La clásica Game Boy, un icono de los videojuego­s

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