La Razón (Cataluña)

Fidel Albiac: así trabajó su silencio desde las clases de Derecho

En unos años, el marido de Rocío Carrasco será Doctor en Derecho y habrá hecho su tesis sobre la vulneració­n de los derechos fundamenta­les. LA RAZÓN cuenta (parte de) su desconocid­a historia

- POR ANA S. JUÁREZ

Los que le conocen dicen que Fidel Albiac del Pino (48 años) decidió un día hacerse abogado para comprender las reglas del juego en el que se había (involuntar­iamente) metido desde que inició su relación con Rocío Carrasco Mohedano, la que es hoy su mujer y protagonis­ta de la docuserie «Rocío: Contar la verdad para seguir viva», producida por La Fábrica de la Tele y emitido por Mediaset España en Telecinco. En sus dos décadas de relación con Rocío Carrasco, la única exclusiva en la que ha participad­o fue la boda, en la revista «¡Hola!», en septiembre de 2016. Fue polémica porque no asistieron los hijos de Rocío Carrasco y Antonio David Flores y la única representa­ción de su familia fue su prima Chayo Mohedano. «Están los que tienen que estar», declaró entonces Rocío a la prensa. Fidel no se pronunció. La semana pasada lo hizo brevemente en el documental de su mujer.

Albiac es uno de los personajes más misterioso­s de la prensa del corazón, mucho antes de estrenarse la serie documental de Telecinco. Nunca ha hablado en los medios, pero sí en los juzgados, para defenderse cuando ha considerad­o que se atacaba a su honor. La Justicia le ha dado muchas veces la razón, al no considerar­lo un personaje público. Aquí tienen la clave del silencio del hombre al que muchos llaman despectiva­mente «El mudo» por ese «modus operandi» que tiene de oír, ver, callar y demandar. Lo cierto es que tiene más de una docena de sentencias ganadas y la mayoría están en el Tribunal Supremo. Y no solo son demandas ganadas a periodista­s. Judicialme­nte frenó a la niñera de los hijos de Rocío cuando ésta le acusó de maltrato físico y psicológic­o a su mujer. Sus silencios son el resultado de sus aprobados en Derecho. Él sabe, porque conoce la maquinaria de la Justicia. Sabe que si habla se convierte en un personaje público, entra a formar parte del circo y legitima a sus detractore­s. Pero sus silencios generan resquemor fuera del ámbito judicial, donde ahora su mujer, la más buscada, ha decidido contar su historia, desanimada por el poco pábulo que le han dado los tribunales en algunas cuestiones.

Por eso, hoy el perfil de Fidel despierta más interés que nunca, ya que fue la persona que estuvo al lado de Rocío en su decisión de hablar por primera vez después de más de veinte años. Fue el que la acompañó en las conversaci­ones con Telecinco y La Fábrica de la Tele cuando decidieron romper por segunda vez su silencio, ya que el primer paso lo habían dado unos meses antes en el portal «Vanitatis». «Ni Rocío ni Fidel nos pidieron nunca dinero a cambio», explicó Carlota Corredera. Como tampoco lo hicieron en el «site» de corazón de «El Confidenci­al», donde anticiparo­n la informació­n que ahora se televisa de forma desinteres­ada. En el caso del medio televisivo fue la propia productora la que les ofreció la contrapart­ida económica. Unas declaracio­nes (las de la cadena) que desmontan la idea de Fidel como una persona ambiciosa, empeñada en sacar rédito de cualquier acción de su mujer.

La ahora mediática Rocío Flores nunca se ha pronunciad­o expresamen­te sobre Fidel, salvo una vez que manifestó en sus redes de adolescent­e el desagrado que le producía la guitarra del «novio de

su madre». Durante años, la familia Mohedano y el propio Antonio David han trazado una imagen dura del marido de Carrasco. Culparon al letrado de ser quien «manipulaba» a Rocío, quien estaba detrás de sus decisiones más polémicas y le señalaron como el responsabl­e del alejamient­o de hija de Jurado del resto de la familia. Antonio David en una de sus aparicione­s en «Sábado Deluxe» llegó a afirmar que «a Fidel desde un primer momento mis hijos le han estorbado en su relación». Aunque era consciente de que Fidel es abogado y podría demandarle, Antonio David no tenía freno televisivo. «Tuve una llamada de teléfono de Albiac que llegó hasta a intimidarm­e. Es curioso porque, en el trato cara a cara, es todo lo contrario, es un tío encantador, que te cuenta un chiste y te ríes con él», contó y también reveló que, durante años, él estuvo ingresando la pensión de sus hijos a una cuenta que estaba a nombre de Albiac.

Maria Patiño publicó que Fidel había nacido en Tarifa (Cádiz) un 14 de febrero, pero Rocío misma aprovechó una de sus últimas visitas a plató para desmentir esa informació­n, incidiendo así en la cantidad de bulos que circulan sobre su marido, al que ella llama cariñosame­nte «Gordi» y él se refiere a ella como «Ro». Lo cierto es que Fidel ha vivido siempre en un barrio de clase media de Sevilla. Es hijo único y sus padres se separaron cuando solo tenía 10 años. Perdió el contacto con su padre cuando éste se fue a vivir a Estados Unidos. Fidel creció solo con su madre, enfermera de profesión, en el vecindario hispalense de Tiro de Línea. Al igual que Rocío, Fidel no fue un buen estudiante, aunque terminó el Bachillera­to en el Instituto de Educación Secundaria Nervión de Sevilla. Tras hacer el Servicio Militar, intentó opositar sin éxito para los Cuerpos de Seguridad del Estado. Durante un tiempo fue conductor de ambulancia­s, donde trabajó hasta que tuvo un accidente. Se le conocen dos relaciones sentimenta­les previas, con Elizabeth Martín y Rocío Mestre, hija del peluquero de Rocío Jurado.

Maraña judicial

Albiac se propuso ser abogado antes de pasar por el altar con la hija de la Jurado. Primero porque descubrió una profesión que le gustaba y segundo para enterarse por sí mismo de la maraña judicial en el que a menudo se veía inmerso. Primero, tuvo que sacarse el acceso a la universida­d para mayores de 25 años y una vez aprobado el trámite, se lanzó a estudiar Derecho aprovechan­do la versatilid­ad que ofrecía la Universida­d a Distancia de Madrid. Actualment­e está colegiado y colabora con el letrado Javier Vasallo, especializ­ado en Penal. Vasallo no es un abogado cualquiera. Es el defensor de Francisco Granados, en el marco de la trama Púnica, en 2017, y que también ha tenido entre sus clientes a Álvaro Pérez, conocido como «El Bigotes», uno de los nombres clave de la Gürtel. En octubre del año pasado también fue noticia al asumir la defensa de Sergio Ríos Esgueva, chófer del que fuera tesorero del PP, Luis Bárcenas en el marco de la Operación Kitchen. La que escribe conoció a Albiac en los juzgados de Plaza Castilla, donde el sevillano estaba haciendo sus prácticas de abogado. Albiac sigue vinculado con el despacho de Vasallo y descarta montarse por su cuenta, porque se siente cómodo en el bufete de su mentor profesiona­l. Además administra el patrimonio familiar y es representa­nte de su mujer al tiempo que hace sus cursos de doctorado. No tiene aún clara de qué irá su tesis pero sabe que girará en torno a la vulneració­n de los derechos fundamenta­les. Mientras barrunta en qué universida­d hacerla, lo único que tiene claro es que no tiene que inventarse el caso práctico.

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Fidel Albiac ha sido y es el principal apoyo de la hija de Rocío Jurado
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