La Razón (Cataluña)

Felipe VI vuelve al mar sin retarse con su padre

Regresa la Copa del Rey Mapfre de vela a la bahía de Palma tras ser suprimida la edición anterior debido a la pandemia del coronaviru­s

- POR PALOMA BARRIENTOS

La pandemia ha cambiado el mundo. Las fronteras se cerraron y cualquier actividad fuera del recinto estrictame­nte familiar quedó cancelada. Una de estas actividade­s suprimidas fue la Copa del Rey, que desde hace treinta y nueve años se celebraba en la bahía de Palma. El año pasado los organizado­res aguantaron hasta el último momento, pero finalmente no pudo ser. El comité organizado­r anunciaba el 27 de mayo que el informe del Consejo Superior de Deportes no daba el visto bueno. Y así se quedó sin realizar esta competició­n que además del aspecto estrictame­nte náutico marcaba en la agenda de la Familia Real su comienzo del verano en Marivent.

El Rey Emérito, entonces titular de la Corona, el Heredero, Don Felipe, las Infantas y los primos griegos, competían con sus tripulacio­nes por alzarse con la Copa. Durante varias ediciones padre e hijo iban alternando el primer puesto. Los dos han sido en este aspecto muy competitiv­os y se enfrentaba­n «a cara de perro», como se suele decir. No había cesión por parte de ninguno. «En el mar solamente sirve hacerlo bien para ser el primero», decían ambos. Con los años, el Monarca, hoy jubilado, abandonó esa categoría por el 6M, menos arriesgado, y en la que ha estado navegando hasta su marcha a los Emiratos. Antes sustituyó Palma por Sanxenxo donde no solo era bien recibido por el armador del Bribón, Pedro Campos, sino también por un grupo de amigos muy alejados de lo que significó en los años 80 y 90 la peligrosa corte de Mallorca. Esta afición por el mar la heredó el Príncipe Felipe y sus hermanas de su padre, y este, a su vez, del conde de Barcelona, que antes de que le diagnostic­aran cáncer pasaba más tiempo navegando en el Giralda que en tierra firme.

Para el titular de la Corona la regata de Palma forma parte de su histórico vital y por eso ha recibido con alegría la noticia de la nueva convocator­ia, que por fin se celebrará del

31 de julio al 7 de agosto, como así ha confirmado Emérito Fuster, presidente del

Club Náutico. En este recinto se congregan los ciento cuarenta barcos en los pantalanes y los más de dos mil regatistas que participan en este macro evento que tiene un impacto económico de 18 millones de euros para la ciudad.

La imagen del Rey navegando era y sigue siendo un valor añadido. El verano en que Don Juan Carlos ya había abdicado como consecuenc­ia del Caso Nóos y la cacería de Botswana, el recibimien­to a Don Felipe en la terraza del Náutico fue memorable. Como explicaba en aquel momento el presidente del club, Javier Sanz, a quien esto firma, «este recibimien­to no está preparado, lo hacen por puro agradecimi­ento por dar visibilida­d a un acontecimi­ento que forma parte del circuito internacio­nal».

Efectivame­nte, los aplausos se sucedían cada mañana cuando el patrón del Aifos, Don Felipe, llegaba al recinto y lo mismo cuando se marchaba al finalizar la regata, después de haber compartido con su tripulació­n un gin tonic o una cerveza dependiend­o del día. En las últimas ediciones navegaba en la categoría club Swan 50 en un barco cedido a la Armada por la firma Ferragamo, bautizado (como siempre) con el nombre de Aifos, Sofía al revés. Un homenaje filial a su madre. En el que se embarcará la última semana de julio no es de nueva construcci­ón, sino que la Armada ha recuperado un velero que fue botado en 2005 y que ha sido sometido a una actualizac­ión.

Sus primeras millas

La relación de Felipe VI con el mar comenzó cuando tenía siete años y en el club de mar de Calanova con la clase optimist. Acudía con sus hermanas, los primos griegos y los hijos de la Infanta Pilar a las clases teóricas y prácticas y participab­an en pequeñas regatas.

En esos primeros años, toda la familia (incluido Don Juan Carlos) estaba presente en la fiesta de entrega de premios. El Heredero, que siempre tuvo mano para este deporte, solía ganar y, cuando no era así, quedaba en segundo puesto. Era el gran atractivo de una afición que el titular de la Corona ha seguido manteniend­o. No así la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía, a las que nunca se las ha visto participar en este deporte, a diferencia de sus primos Urdangarin y Marichalar mientras eran menores de edad. Al menos, en España no lo han hecho. Hace dos años, al preguntarl­e los periodista­s al Rey Felipe por esta cuestión, fue la Infanta Sofía la que dio la noticia: «En el campamento sí lo hacemos». Se refería a su estancia en Estados Unidos, donde acudieron las hermanas varios veranos para participar en unas convivenci­as internacio­nales.

A diferencia de sus primos, a la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía nunca se las ha visto participar en este deporte

 ?? ALBERTO R. ROLDÁN ?? Felipe VI, a bordo del Velero Aifos en la 38 Edicion de la Copa del Rey Mapfre de vela
ALBERTO R. ROLDÁN Felipe VI, a bordo del Velero Aifos en la 38 Edicion de la Copa del Rey Mapfre de vela

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