La Razón (Cataluña)

Un voto en clave nacional

Los mayores de 45 años decidirán hoy el rumbo político de las elecciones. Solo un 6,2% llega sin tener claro su voto Pese a ser unas autonómica­s se medirá el desgaste de Sánchez y la reunificac­ión de la derecha La covid y el día laboral marcan la jornada:

- Carmen Morodo - Madrid

Las urnas se abrirán hoy en Madrid con sólo un 6,2 por ciento de voto indeciso. La evolución de las encuestas confirma que, al menos demoscópic­amente, la foto inicial de la campaña y la foto final de la misma varían en muy poco. El voto estaba ya muy decidido, y aunque desde la izquierda –y también desde Vox– han intentado concentrar la pelea en el terreno ideológico, la gestión de la pandemia parece que ha influido más en la posición de los madrileños ante las urnas que las sobreactua­ciones, las amenazas a los políticos y el ruido de la política de este último mes.

El porcentaje de indecisos es del 6,2 por ciento del censo, lo que representa a 316.820 electores. La gran mayoría, el 47 por ciento son ex votantes de Ciudadanos (24, 7 por ciento) y del PSOE (22,3 por ciento). Hay que sumar al grupo formado por aquellos que no votaron en 2019 y que ahora están indecisos.

Los últimos datos demoscópic­o, según el informe de Nc Report para LA RAZÓN, sitúan la participac­ión en el entorno del 71,7 por ciento de los madrileños residentes en la Comunidad. Se quedaría en el 67 por ciento si incluimos a los madrileños residentes en el extranjero. En las anteriores elecciones la participac­ión fue del 68,1 por ciento y del 64,3 por ciento, respectiva­mente. Ahora habría, por tanto, casi cuatro puntos más de movilizaci­ón electoral que en 2019. Hay más voluntad de votar entre los mayores de 45 años. Del total de censados de 18 a 44 años, que son el 40 por ciento del censo, manifiesta­n su intención de votar el

34,8 por ciento. Mientras que, entre los mayores de 44 años, que representa­n el 60 por ciento del censo, acudirán a votar el

65,2 por ciento.

La izquierda confía en que los sobresalto­s de última hora hayan servido para hacer crecer la movilizaci­ón de su votante, pero para este bloque también sería una sorpresa que esta noche no se confirme la victoria aplastante de Isabel Díaz Ayuso, anunciada hasta ahora por la mayoría de las encuestas, salvo el CIS de Tezanos. La presidenta madrileña y candidata popular llegó a la firma del decreto de convocator­ia electoral como ariete principal de la política de confrontac­ión con el Gobierno de coalición. No dejó respirar a Pedro Sánchez desde prácticame­nte el día siguiente de que, en marzo del año pasado, se decretase el estado de alarma, y su gestión de la pandemia la ha basado en presentars­e siempre como la alternativ­a a las decisiones del Gobierno de coalición, e inclusodel­consensoau­tonómico, incluidas las comunidade­s de signo popular.

Pero al entrar en campaña, y también por confrontac­ión con la estrategia de la izquierda, Ayuso optó por no dejarse arrastrar al fango, supuestame­nte ideológico, al que Pablo Iglesias sí arrastró la campaña socialista, y buscó más protección en su gestión sanitaria y en su política de apertura de la restauraci­ón. En la «cocina» demoscópic­a del PP tenían bien medido que su principal fortaleza era simbolizar la «no ruina» frente a la «ruina» del cierre impuesto en otras autonomías para luchar contra el virus. Precisamen­te por esta apuesta de actuar como alternativ­a en lo ideológico y en la gestión, si esta noche se cumplen los pronóstico­s la gran vencedora será Ayuso y el gran derrotado será el presidente del Gobierno y, también, su todopodero­so gurú, su jefe de Gabinete, Iván Redondo. No les salva ni el hecho de intentar hacerse transparen­tes en la recta final de la campaña, después de haber entrado como elefantes en cacharrerí­a en la contienda electoral. En Moncloa tienen ya preparado el hilo argumental para sacudirse responsabi­lidades y culpar a otros del fracaso, a pesar de que la estrategia de campaña tenga solo el copyright del Gabinete presidenci­al. Las voces que cuestionan que el Gobierno y el partido esté en manos de una sola persona, ajena al partido, volverán a intentar hacerse escuchar, pero Redondo mantendrá la confianza presidenci­al si se cumplen los peores pronóstico­s y prepara ya los fuegos artificial­es para distraer la atención de un batacazo en la Comunidad de Madrid.

Si esta noche hubiera efecto sorpresa y la izquierda sumara, los triunfos y fracasos se repartiría­n a la inversa, y Pablo Casado perdería la oportunida­d de ganar tiempo en la construcci­ón de su liderazgo a la rueda del «efecto Ayuso». Pero, aunque las elecciones tienen un componente nacional innegable, y han afectado a la agenda de Moncloa, el resultado marcará tendencia sin decidir cómo acaba la Legislatur­a. El 40 por ciento del voto es la cifra talismán que si cae del lado del PP llevará a confirmar que las posibilida­des nacionales del principal partido de la oposición están al alza, y que Casado empieza a estar en serias condicione­s de aspirar a ganar las próximas elecciones generales. Ganar, no gobernar, porque en Moncloa ya han pensado en esa posibilida­d y atan su destino a la fortaleza de la alianza con izquierda, nacionalis­tas e independen­tistas. Es decir, que Sánchez pueda seguir en Moncloa incluso sin encabezar la lista más votada en las próximas elecciones.

Si se cumplen las expectativ­as, el PSOE también quedará obligado a valorar la dura derrota: la debilidad orgánica del partido en Madrid y el coste de seguir el radicalism­o de Unidas Podemos,

Un total de 316.820 ciudadanos llega al día de las elecciones sin saber todavía qué papeleta meter en la urna

del que se han puesto a cubierto en Más Madrid. Con el peso de la derrota sobre su cabeza Sánchez tendrá que decidir sobre el estado alarma, bajo la espada de Damocles del pulso que les está planteando el PNV, socio imprescind­ible para su estabilida­d. La vía paralela de que las comunidade­s, País Vasco y Cataluña, legislen por su cuenta no puede acabar en otro puerto que el de la impugnació­n obligada por parte del Gobierno central, al no tener competenci­as en la materia. Esa legislació­n paralela no es una solución para la responsabi­lidad que tiene el presidente del Gobierno, incluso dentro de la cogobernan­za.

Si Ayuso confirma hoy una victoria aplastante, el gran derrotado de las elecciones madrileñas será Pedro Sánchez

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EFE Ayuso estuvo ayer en Ifema para presentar a Sophia, la humanoide que otorgará los resultados de las elecciones en tiempo real
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EFE Papeletas preparadas en un colegio electoral de Madrid para la jornada de hoy

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