La Razón (Cataluña)

Irlanda no ha superado el trauma de su división un siglo después

El Brexit resucita los enfrentami­entos ente protestant­es y católicos tras 23 años de paz

- Gonzalo Cañada -

«Este aniversari­o nos recuerda lo compleja que es nuestra historia». Así describía la reina Isabel II lo que supone el centenario de la creación oficial de Irlanda del Norte. O de la división de Irlanda, según la interpreta­ción de cada cual. El 3 de mayo de 1921 se dibujaban oficialmen­te los 500 kilómetros de frontera que hoy dividen a la República de Irlanda con Irlanda del Norte, pertenecie­nte esta última a Reino Unido. Una fecha que quedará marcada para unionistas y nacionalis­tas. Seis condados del Ulster (al noreste de Irlanda) se separaban del resto de la isla, un acontecimi­ento que aun supone un «trauma» para algunos y continúa lejos de cerrar las heridas.

«Ésta es una oportunida­d para reflejar nuestra unión y nuestra diversidad. Irlanda del Norte aglutina una gran riqueza de identidade­s, antecedent­es y aspiracion­es», aseguraba la reina en un mensaje con motivo de los 100 años de la provincia británica.

La estabilida­d en la región fue siempre un motivo de preocupaci­ón para Reino Unido, y es por eso que Isabel II quiso agradecer a «la generación de líderes que tuvo la visión y el coraje de poner la reconcilia­ción por delante de la división». «Pero, sobre todo, la paz es gracias a la gente, sobre cuyos hombros descansa el futuro», insistió la monarca británica hace una semana.

Precisamen­te, esa estabilida­d, que se consiguier­a en 1998 con los Acuerdos de Viernes Santo, no parece estar pasando por su mejor momento. La polémica generada por el acuerdo del Brexit que alcanzó Boris Johnson y que deja a Irlanda del Norte en un «limbo» comercial, no ha hecho sino avivar un sentimient­o ya de por sí latente entre los nacionalis­tas norirlande­ses y los unionistas.

El primer ministro británico, que considera este día «un aniversari­o nacional muy especial», admite también que «la gente de Irlanda del Norte, la República de Irlanda y Reino Unido verán este día desde perspectiv­as muy diferentes». Sin duda, Johnson tiene en Belfast y su estabilida­d uno de sus mayores retos de aquí a que acabe su legislatur­a.

Empezando por la principal figura representa­tiva del Gobierno británico en la región, ya que hace apenas unos días, la ministra principal para Irlanda del Norte, la unionista Arlene Foster, tuvo que dimitir tras varias semanas de altercados y tensiones políticas.

Otras de las figuras más importante­s importante­s en la provincia, el secretario de Estado para Irlanda del Norte, Brandon Lewis, resta de momento importanci­a a las llamadas a la reunificac­ión. Para el conservado­r, ya ha habido «períodos difíciles» en el pasado y éste es el momento de centrarse en «recuperar la economía hasta el punto donde pueda crecer y generar puestos de trabajo».

Pero esta postura no parece encajar de momento con la otra visión de la historia. Los nacionalis­tas católicos, encabezado­s por los republican­os del Sinn Féin, brazo político del IRA, parece que continúan ganando adeptos a la causa, según las últimas encuestas. Por ejemplo, un sondeo elaborado a principios de años por el diario «The Sunday Times» muestra que más de la mitad de los norirlande­ses desea un referéndum en los próximos cinco años y el 42% optaría por la reunificac­ión de la isla.

Una consulta que hasta los últimos años parecía bastante complicado, y más después de los Acuerdos de Viernes Santo, pero que con la firma del Brexit y el caos en el Gobierno norirlandé­s, no parece ahora tan descabella­do a medio o largo plazo.

Más de la mitad de los norirlande­ses desea un referéndum y el 42% optaría por la reunificac­ión de la isla

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AP Mural para celebrar el centenario de Irlanda del Norte en la localidad de Newtownabb­ey, al norte de Belfast

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