«NO TENEMOS LA SENSACIÓN DE QUE HAYA PASADO NADA EXTRAORDINARIO»
LaLa vicepresidenta de Junts se refiere a que el enésimo farol de ERC ha sido otro petardazo. En principio, la parodia poselectoral que conducirá a un nuevo gobierno catalán presidido por Pere Aragonés tenía como fecha de caducidad el 1 de mayo. Los republicanos están hasta el último pelo de jugarse los cuartos –que es de lo que se trata– con el vicariato del prófugo de Waterloo y sus caprichosas e indeclinables ansias de mandar. Y Junts no picó porque el tocomocho se olía desde Tabarnia a Tractoria y no era cuestión de morder un anzuelo cebado con artes de quinta división. Pero, como en todos los timos, el libreto resulta versátil y los ganchos van y vienen. Los de ERC han comprobado ahora un «punto de inflexión» para desencallar la negociación, por lo que han descartado plantear un gobierno en solitario pese a que la fecha límite marcada en rojo como punto de no retorno pasó a mejor vida. Es lo que se llama tener palabra. Así que no ha pasado nada extraordinario, según Artadi, o al menos esa es la realidad separatista, la que respiran y con la que se solazan desde hace lustros. Son felices en el paraíso. Ni siquiera la pandemia que ha arrebatado miles de vidas y toneladas de salud, bienestar, prosperidad e ilusiones altera el equilibrio emocional y afectivo de junts y esquerros. Todos sus esfuerzos son empleados por el bien de los catalanes. ¿Por qué si no apurar hasta la extenuación la negociación por el futuro gobierno? ¿Por qué tantas semanas de tira y afloja mientras la gente muere y el contagio asfixia? Por ellos, por todos los ciudadanos. Solo los enemigos de Cataluña pueden pensar que es una lucha de poder y de dominio por intereses bastardos.