La Razón (Cataluña)

Cuando las armas entran en las aulas

Una alumna de sexto grado en Idaho abre fuego en el pasillo y deja heridos a dos compañeros y a un profesor

- POR JULIO VALDEÓN

Estados Unidos registró ayer un tiroteo en una escuela de secundaria. A diferencia de masacres como la de institutos como Columbine (15 muertos) o Parkland (17 muertos) o escuela de primaria como Sandy Hook (26 muertos), en el tiroteo de Rigby, en Idaho, no hubo que lamentar víctimas mortales. Sí resultaron heridos dos estudiante­s y un profesor. La sospechosa, que fue detenida, era una estudiante de sexto grado. Al parecer la niña, cuya identidad y edad no han sido revelados, sacó un arma de una mochila y empezó a disparar en el pasillo del centro. Steve Anderson, sheriff del condado, explicó que la estudiante logró disparar «múltiples rondas dentro y fuera de la escuela. No tenemos muchos detalles de por qué. Está siendo investigad­o». Como suele ocurrir, no hay demasiada informació­n respecto al motivo del tiroteo y, cuando llegue, si es que llega, palidece ante la evidencia de que hay demasiadas armas en demasiadas manos, con lo que las posibilida­des de catástrofe son elevadas. De hecho lo sucedido en Rigby, que pudo terminar en matanza, no alcanzará la categoría de anécdota frente a sus sucesos recientes como el tiroteo de Ohio, con tres muertos, y que sin embargo ni siquiera llegaba a la categoría de tiroteo masivo, y que según las webs que recopilan este tipo de incidentes, eran ya 162 en los primeros cuatro meses de 2021. Sin contar las decenas de muertos a manos de la policía. En Rigby los estudiante­s fueron inmediatam­ente trasladado­s a un lugar seguro. El superinten­dente de educación del distrito, Chad Martin, le dijo a la prensa que se trataba de «la peor pesadilla que puede enfrentar un sistema escolar». De fondo, como siempre, resuena la impotencia de una Casa Blanca incapaz de conseguir los apoyos legislativ­os necesarios para afrontar una reforma de calado. En Rigby el fiscal del condado de Jefferson, Mark Taylor, ha prometido que no bien disponga de toda la informació­n pertinente su oficina presentará cargos, que pueden incluir intento de asesinato. Entre tanto, el maestro que detuvo a la tiradora, identifica­da por el «New York Post» y otros medios como Krista Turnblom Gneiting, describió en Facebook su conmoción por lo sucedido y aprovechó para agradecer por «la increíble efusión de amor que he recibido». «Gracias», añadió, «¡No quiero dinero, solo agradezco el increíble apoyo de Rigby! ¡Amo tanto a mis estudiante­s! ¡Por eso enseño! ¡Me alegran el corazón todos los días!». Como señaló Biden en abril, los tiroteos, las noticias de muertos, las familias destrozada­s, son ya una rutina. «Se ha vuelto demasiado normal y sucede todos los días en algún lugar de nuestra nación», dijo, para subrayar que «la violencia armada es una epidemia».

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AP Estudiante­s se abrazan y lloran tras el tiroteo en su colegio

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