CaixaBank ofrece a los sindicatos un pacto «razonable» para cerrar el ERE
El banco defiende la decisión como «dolorosísima pero imprescindible» para asegurar su supervivencia
CaixaBank celebró ayer su junta general de accionistas en su sede central de Valencia, la primera como grupo consolidado tras la fusión con Bankia, una cita en la que los sindicatos han mostrado su disconformidad con la decisión de la apertura de un expediente de regulación de empleo para casi 8.000 trabajadores y con la polémica de fondo del voto del dividendo y de la nueva política de retribuciones del banco.
El presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, defendió ante accionistas y representantes sindicales la fusión con Bankia como «la respuesta estratégica a los enormes desafíos a los que se enfrenta el sector desde una posición inicial privilegiada» y advirtió de que «nos vemos obligados a tomar decisiones estratégicas muy importantes». Una de ellas es la «dolorosísima» pero «imprescindible» decisión de afrontar un ERE, porque «de lo que estamos hablando aquí es de la supervivencia de CaixaBank en el complejo momento que vivimos», ya que la situación de riesgo del negocio bancario «ha dejado de considerarse coyuntural y debe asumirse ya como un cambio estructural».
Por su parte, el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, garantizó que la entidad buscará «activamente» llegar a un «acuerdo razonable para todos», que asegure la competitividad futura de CaixaBank, eliminando «los solapamientos derivados de la fusión». Según subrayó, se buscará la mejor salida para los trabajadores afectados y se asegurará «la recolocación de las personas que salgan de la entidad, dándoles la formación adecuada para que puedan encontrar nuevas ocupaciones en el futuro».
Una vez pasó el turno de intervenciones se procedió a la votación de los puntos del orden del día, en el que se había marcado en rojo la aprobación de la nueva política de remuneraciones de la cúpula de la entidad. Los accionistas apoyaron por mayoría esta subida. Pero el sí no fue por unanimidad, ya que el Fondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria (FROB), controlado por el Ministerio de Asuntos Económicos, decidió votar en contra, pese a haberse abstenido en la votación que se hizo en el Consejo de Administración y que dio luz verde a los nuevos sueldos. La representante del FROB, Teresa Santero, finalmente cedió a las presiones del Gobierno y no apoyó la subida, que salió adelante por el apoyo mayoritario del resto de accionistas.
La junta también aprobó la distribución de un dividendo, con cargo a 2020, de 0,0268 euros por acción, por un total de 216 millones de euros, que se hará en efectivo el 24 de mayo.