Putin ordena la expulsión de 27 diplomáticos españoles Susana Campo.
► Ofensiva en cascada Rusia responde a la medida adoptada por Madrid tras los crímenes de Bucha y da una semana para la salida de los funcionarios
LaLa relación de Rusia con el resto de países sigue resquebrajándose. Su decisión unilateral de invadir Ucrania está teniendo consecuencias directas en las relaciones diplomáticas diplomáticas con otros países, especialmente con los que forman parte de la Alianza Atlántica (OTAN) y con los países europeos. El último episodio que confirma este distanciamiento es la cascada de expulsiones de diplomáticos europeos de suelo ruso anunciada ayer por el Ministerio de Asuntos Exteriores. España, Italia y Francia fueron los tres países cuyo personal diplomático fue declarado persona «non grata», una figura legal que está recogida en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y que se utiliza para subrayar que cualquier miembro del personal de una misión diplomática no es aceptable. Tienen siete días para abandonar territorio. De manera coordinada, las alertas saltaron ayer a primera hora cuando el departamento que dirige Sergei Lavrov convocó para una reunión a la una del mediodía al embajador español en Moscú, Marcos Gómez. Desde el ministerio de Exteriores español, que dirige José Manuel Albares, sospecharon desde un principio que el objetivo de la convocatoria era una respuesta a la decisión española en el mes de abril de expulsar a 27 diplomáticos rusos de la embajada española en réplica a las atrocidades cometidas en la ciudad ucraniana de Bucha, donde tras su liberación se hallaron decenas de cadáveres de civiles en las calles de la ciudad. «El Gobierno estaba esperando esta medida», aseguró ayer Albares en los pasillos del Congreso de los Diputados. Además, hizo hincapié en que esperaba «reciprocidad simétrica» y, por lo tanto, no creía que el embajador Marcos Gómez fuera expulsado del país, de la misma manera que España no echó al embajador Yuri Korchagin para, según el Gobierno, «mantener abierta una vía de diálogo». Sin embargo, las palabras del jefe de la diplomacia española no fueron totalmente contundenel
Lavrov convocó al embajador español, Marcos Gómez para anunciarle la medida punitiva
Moscú justifica la decisión en base a la reprocidad por la salida de 27 rusos el pasado 5 de abril
ya que ante las preguntas de los periodistas señaló que «en estos momentos descarto hacerlo, pero tenemos que esperar», en referencia a la posibilidad de que Rusia expulsara al embajador español.
Tras anunciarse la expulsión de parte del personal diplomático de las embajadas de Moscú y San Petesburgo, Exteriores emitió ayer un duro comunicado en el que rechazó la medida al entender que en su caso no se justifica la reciprocidad puesto que no han infringido la mencionada Convención de Viena que regula las relaciones diplomáticas entre los países. «España rechaza la decisión adoptada por la Federación Rusa», indicó el departamento que dirige Albares. «Las autoridades rusas justifican esta decisión en base a la reciprocidad por la expulsión de 27 funcionarios de la Embajada rusa en Madrid notifiel notifiel pasado mes de abril» añadió. Sin embargo, cuando España decidió el pasado 5 de abril ordenar la expulsión de 27 diplomáticos rusos «se basó en motivos de seguridad debidamente justificados, que no se dan en este caso». Cabe recordar que durante el anuncio de esta decisión, en aquel entonces, Albares dijo que se debía a que los diplomáticos rusos representaban «una amenaza para los intereses de seguridad», dejando entrever que podían tratarse de espías. También justificó el movimiento diplomático con las «terribles acciones» que las fuerzas rusas estaban cometiendo, sin mencionar Bucha. Concluyeron poniendo en valor «la profesionalidad» del personal señalado por Moscú, que «siempre ha respetado plenamente las obligaciones previstas en la Convención de Viena sobre Relaciotes nes Diplomáticas y la Convención de Viena de Relaciones Consulares».
Fuentes diplomáticas explican a LA RAZÓN que no les sorprende esta repuesta, todavía más si cabe, si se tiene en cuenta que Rusia expulsó de manera sincronizada al personal de otros dos países, y después de que el día anterior procediera a la expulsión de dos diplomáticos finlandeses. Estas mismas fuentes también se sorprenden por el tiempo de respuesta de Rusia, casi un mes y medio, ya que normalmente, la réplica diplomática suele producirse a la par.
Una de los motivos que podría explicar que la decisión se haya tomado en este preciso momento es la conquista de Mariupol. De la misma manera que los crímenes de guerra en Bucha marcaron un antes y un después en la respuesta diplomática de los aliados, la viccada toria militar de Putin tras la rendición de una de las principales ciudades portuarias ucranianas explicaría que la expulsión se haya tomado en este preciso momento. De cara a la propaganda rusa, una de las principales herramientas del Kremlin, se apuntan dos tantos ya que por un lado presumen de la victoria sobre los «neonazis» como el régimen de Putin describe a los héroes del Batallón Azov y, por otro, otorga una mayor relevancia a este giro diplomático.
En cualquier modo, la expulsión del personal europeo de las embajadas en Moscú y San Petesburgo es un factor más en el distanciamiento y enfriamiento en las relaciones diplomáticas entre Rusia y el resto de países europeos y de la OTAN, que será difícil de revertir a tenor de las atrocidades que el Ejército ruso está cometiendo en Ucrania, un país soberano.