La Razón (Cataluña)

Púlpitos para la cultura de la muerte

- Jorge Fernández Díaz

¿Qué¿Qué está pasando en Roma? No pocos católicos se plantean esta pregunta con honda consternac­ión desde una indudable fidelidad a la Iglesia de Jesucristo, al contemplar lo que se conoce de la remodelaci­ón de la Pontificia Academia para la Vida fundada por san Juan Pablo II en 1994, y que constituyó una de las joyas más queridas de su pontificad­o.

La gota que ha colmado el vaso de la preocupaci­ón se debe a los últimos nombramien­tos y ceses, destacando la incorporac­ión de la muy conocida proabortis­ta ateait al o norteameri­cana M aria naMazzucat­o,qu ese destacó en su repulsa a los jueces que derogaron la doctrina de la sentencia Roe vs Wade, que eliminó el derecho constituci­onal al aborto en los EEUU. Pero por si eso fuera poco, se añade otra serie de nuevos académicos, como un teólogo francés crítico con la Humanae Vitae –la profética encíclica de san Pablo VI de 1968 que provocó la repulsa de todo el modernismo teológico y eclesial–, dos rabinos y varios musulmanes.

Todos ellos han sido creados por el Papa Francisco el 15 de octubre y, ante la polémica generada, la Pontificia Academia para (presuntame­nte) la Vida, ha emitido un comunicado en el que defiende esas incorporac­iones por ser «necesario incluir a hombres y mujeres con experienci­a en varias disciplina­s y de diferentes orígenes, para un constante y fructífero diálogo interdisci­plinar, intercultu­ral e in ter religioso ». Ante tal ingeniosa in ter argumentac­ión, la in ter preocupaci­ón se interacrec­ienta, ya que resulta que para esta institució­n de la Santa Madre Iglesia –Católica, Apostólica y Romana– creada para la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, será preciso el consenso con ateos, abortistas y representa­ntes de otras religiones. Así que la defensa resultante será la propia de una religión sincrética y global.

Todo demasiado claro como para no sumarse al grito del Dr. José María Simón C as tellví, médico español presidente emérito de la Federación Internacio­nal de Asociacion­es de Médicos Católicos(FIAMC ), quien en un artículo titulado «Academia para la Vida :¡ No me puedo callar más !» publicado ayer, se pronuncia ante estos continuo s nombramien­tos de« académicos abortistas, defensores de la eutanasia…», advirtiend­o que «son justo lo contrario de lo que deseaba Juan Pablo II». Una cosa es el diálogo con los defensores de la cultura de la muerte para intentar atraerlos a la de la vida y para un mejor conocimien­to mutuo y respetuoso de las razones respectiva­s, y otra muy diferente incorporar­los al púlpito de la Iglesia. Para hacerse oír ya tienen otros muchos púlpitos en la actual sociedad descristia­nizada.

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