Bolaños y la alcaldía
El PSOE de Madrid pidió una excepción en el plazo para elegir su candidato a la alcaldía de Madrid. Aunque la elección la hace Pedro Sánchez, las formalidades exigen que la solicitud de aplazamiento la hagan los órganos regionales.
El análisis que hace Moncloa de la situación capitalina es que Ay uso está muy fuerte y, por tanto, no parece el momento de quemar una figura política en la batalla autonómica y que, sin embargo, Al me ida ha sufrido un deterioro importante. Es cierto que el alcalde generó muchas expectativas al inicio del mandato, pero no es menos cierto que, desde que Casado le designó portavoz del PP, las cosas le han ido de mal en peor.
El papel de látigo del PSOE no le encajaba, no se lució y, además, le quitó de un plumazo la imagen institucional que debe proyectar el alcalde de Madrid. Por otro lado, no ha sido un gestor eficaz. Las obras mal gestionadas, la controversia con Madrid Centro, laenormecantidad de multas que tienen un fin más recaudatorio que regulatorio del tráfico y la lentitud de los servicios municipales, configuran un balance bastante negativo al frente de la alcaldía.
Es ahí donde Sánchez ha visto el hueco y donde ha decidido actuar. No obstante, la jugada es sumamente complicada. Primero por la mala posición de partida de los socialistas, hundidos electoralmente con Pepu Hernández. En segundo lugar, porque Madrid es conservadora por excelencia y situaciones como la que dieron el bastón de alcaldesa a Carmena son excepcionales. Más Madrid ha consolidado su electorado y, aunque sufra pérdida de votos que debería recuperar el PSOE, no está claro que con la suma salgan las cuentas.
Sánchez puede estar aspirando a gobernar en coalición como segunda fuerza de la izquierda. Pensar que Bolaños, el personaje más ambicioso del Consejo de Ministros, estaría dispuesto a renunciar a suceder a Sánchez para bajar a Madrid es poco creíble.