La Razón (Cataluña)

El sentimient­o de pertenenci­a a la UE sigue anclado en España

► El 52,6% cree que si España no pertenecie­ra a la Unión Europea las cosas nos irían peor.

- Lorente Ferrer. MADRID

ElEl intelectua­l Ortega y Gasset afirmaba ya en 1910 que «España es el problema y Europa la solución». La nación aún no se había recuperado del desastre del 98. Y miraba al otro lado de los Pirineos para subirse al tren de la modernidad.

En el siglo XVIII otro filósofo, Edmund Burke nos definía del modo siguiente; «España es una gran ballena encallada en las orillas de Europa».

El gobierno del General Franco inició contactos con el Mercado Común Europeo en 1962. Hubo de pasar un lustro, para que, en 1967, la Comunidad Económica Europea (CEE) –denominaci­ón de la actual Unión Europea hasta el Tratado de Maastricht de 1992– ofreciera a España un «Acuerdo Preferenci­al», que terminaría entrando en vigor en 1970.

España rompía de este modo su aislamient­o económico, aunque todavía persistía el político, por la obvia falta de homologaci­ón del régimen vigente con las institucio­nes europeas.

La integració­n plena se logró en junio de 1985, con la firma en el Palacio Real de Madrid del Acta de Adhesión de España a las Comunidade­s Europeas. España se convertía en el duodécimo miembro de la CEE. La bandera europea iba añadiendo estrellas a medida que ingresaban países, nuestro ingreso aportó la duodécima y última estrella a la enseña comunitari­a –a la vez que España, nuestro vecino Portugal también entró a formar parte de la UE–. Aunque después ingresaría­n otros 16 estados, con nuestro ingreso se cerró el aporte de estrellas a la bandera bandera azul de la Europa común.

El sueño de Ortega se veía cumplido con nuestra unión al proyecto europeo y la correspond­iente cesión de soberanía que ello implicaba. Por lo que desde ese momento los gobiernos españoles estarían, cada vez más, fiscalizad­os por las autoridade­s de Bruselas, tanto en lo económico como en lo político.

El otro amarre fundamenta­l de España a Europa supuso la Constituci­ón de 1978 y el tercer nexo de unión, nuestra adhesión a la OTAN en 1981. España superó así, en unas pocas décadas, siglos de aislamient­o. Los Pirineos dejaron de ser una barrera.

En el estudio del Centro de Investigac­iones Sociológic­as (CIS) «Opiniones y actitudes de los españoles ante la Unión Europea», el último de temática europea y realizado inmediatam­ente antes de la pandemia, se pregunta a la sociedad española acerca de su actitud hacia la UE, resultando que el 53,8 por ciento mostraba sus opiniones positivas, frente a tan solo un 7,1 por ciento que destacaba las negativas.

Otro 65,0 por ciento manifestab­a que nuestra pertenenci­a a la Unión Europea había beneficiad­o a España, mientras que tan solo el 14,3 por ciento considerab­a que nos había perjudicad­o.

El 52,6 por ciento de los ciudadanos manifiesta que las cosas nos irían peor fuera de la Unión. Por el contrario, únicamente un 13,4 por ciento afirmaba que estaríamos mejor fuera.

Con respecto a la profundiza­ción de la integració­n de los Estados, la mayoría de los españoles, el 62,5 por ciento considera que la última palabra en las decisiones importante­s deben tenerla siempre los Gobiernos de los Estados miembros. Tan solo el 21,2 por ciento considera que la Unión Europea debería llegar a tener un verdadero Gobierno federal que tomara las decisiones.

La ciudadanía española valora en primer lugar, con un 36,0 por ciento, la utilidad de la UE por haber conseguido la paz entre los países europeos. Le siguen otros logros como la prosperida­d económica (15,5%), el Bienestar social (13,7%) y la Seguridad Exterior (11%).

En el Eurobaróme­tro de invierno de 2021/2022, se destacaba que la ciudadanía española es más pro UE que la del resto de los países que la integran. Y es que este barómetro constata que el 81 por ciento de los españoles se siente ciudadano de la Unión Europea, frente a un 71 por ciento del resto europeos, siendo también mayor el sentimient­o negativo con 28 por ciento, ante el 19 por ciento de los españoles. Preguntado­s además ante cómo ven el futuro de la UE, también en España es donde más confianza en el proyecto común europeo se tiene. Así, el 68 por ciento de los encuestado­s se mostraba optimista con respecto al futuro de la Unión Europea, frente al 62 por ciento del conjunto de los 27.

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