La Liga de CorrupTebas es un cádaver
► El nivel de los clubes españoles ha quedado reflejado en la fase de grupos de la Liga de Campeones. Estamos a la par que la liga holandesa o la belga
QuéQué tiempos aquéllos en los que un tipo honrado y cero fanfarrón como José Luis Astiazarán tenía a la Liga como la number one de largo del concierto internacional. Etapa en la que se juntaron en nuestro torneo de la regularidad los dos mejores jugadores del planeta, Cristiano Ronaldo y Leo Messi, momentos en los que coincidieron los dos número uno del coaching futbolístico, José Mourinho y Pep Guardiola. La rivalidad que se estableció fue tal que se puede equiparar a la de Rafa Nadal, Federer y Djokovic, a la de Poulidor con Anquetil, a la de Larry Bird y Magic Johnson, a la de Ali-Frazier, a la de Karpov y Kasparov o a la de Prost-Senna. La habilidad negociadora del donostiarra nacido en México garantizó la primera esponsorización de la Liga como Dios manda: 20 millones de euros con el BBVA. Eso sí, es tan buena gente que no se dio cuenta de que un sujeto chanchullero llamado Javier Tebas y apodado CorrupTebas, abogado de 30 de los 40 clubes de Primera y Segunda, que sumaban el 75 por ciento de los derechos de voto, le estaba segando la hierba bajo los pies. Consecuencia: cuando se percató de quién era el pájaro y de la que le había liado era demasiado tarde y renunció a repetir al frente de la Liga de Fútbol Profesional porque el susodicho le había vencido antes de que se celebraran las elecciones. El conflicto de intereses, que pervive a día de hoy, hubiera impedido en cualquier país serio que CorrupTebas
se presentase, pero ya se sabe que Spain es different. Astiazarán percibía un salario razonable para la magnitud que representa el campeonato de la regularidad por excelencia: 385.000 euros, nada que ver con los 3,5 millonazos que se mete en la butxaca su sucesor.
La «era Tebas» no es el Jardín del Edén que nos pintan los medios a sueldo de un presidente de la Liga que se gasta más de 35 millones al año en publicidad como si su organización fuera una multinacional con los ingresos de Telefónica, el Santander, el BBVA o Iberdrola. Todo lo contrario: desde que él la preside solo da la talla a nivel internacional y puede presumir de rentable ese Real Madrid que él intenta destruir.
Mientras nuestro protagonista se embolsa oficialmente diez veces más parné del que cobraba su predecesor hace nueve años, los clubes españoles no solo no pintan un carajo planetariamente hablando sino que se encuentran en quiebra técnica. Al punto que ha tenido que venir CVC para salvar su falta de liquidez con un acuerdo leonino.
Más allá de las cuentas-cuentos de CorrupTebas y de la historia de su reinado, está una actualidad que ha puesto en su sitio a la Liga. Cuando queda una jornada de la fase de grupos de la Champions solo existe un equipo clasificado para octavos, el Real Madrid, y cuando ya no quede ninguna continuará habiendo uno: desde el Barça de los 200 millones de palancas veraniegas hasta el Atlético, pasando por un Sevilla que está en caída libre. Las comparaciones son siempre odiosas, pero la que debemos trazar con el resto de ligas del Viejo Continente pone los pelos como escarpias y nos sitúa al nivel de la holandesa y la belga, que mantienen un equipo con vida en la Copa de Europa. Nos barre la Premier, que cuenta con tres y que pueden ser cuatro si espabila el Tottenham, la portuguesa, con dos o tres (dependerá de lo que haga el Sporting de Lisboa), y la Serie A, que se halla en idéntica situación. La Ligue 1, que todos creemos que se reduce al PSG, puede acabar teniendo dos si el Marsella pasa a octavos. En fin, un desastre, lo miremos como lo miremos y nos pongamos como nos pongamos. Cómo serán las cosas que el decimosexto de la Liga inglesa, el Aston Villa, ha llegado con la mano llena de libras y se ha llevado en un pispás al extraordinario entrenador del séptimo de la Liga, el Villarreal, que la temporada pasada fue semifinalista de la Copa de Europa. En fin, que vamos cuesta abajo y sin frenos. A ver si CorrupTebas se las pira de una vez. De lo contrario, de la Liga no quedarán ni las raspas.
La realidad de la Champions ha puesto en su sitio a la Liga»