La Razón (Cataluña)

La cuesta arriba de Rishi Sunak para enderezar a Reino Unido

En su primera semana en el poder aumenta la presión para restaurar la credibilid­ad económica del país

- Celia Maza. LONDRES

No hay ninguna ley en Reino Unido que regule el tipo de calzado que deben ponerse los políticos. Pero el pasado mes de abril, Rishi Sunak, entonces titular del Tesoro, creó gran controvers­ia al lucir unos zapatos de Prada valoradas en 550 euros, justo cuando los británicos se enfrentaba­n al mayor descenso en los estándares de vida en 70 años, la inflación ya avanzaba a los dos dígitos y las facturas de energía habían aumentado más del 54%.

El calzado de Sunak (42 años) se va a mirar ahora aún más en detalle porque hace justo una semana se convirtió en el nuevo inquilino de Downing Street. Y el hecho de que sea el primero de la historia en ser más rico que el propio rey Carlos III (está casado con la hija del Bill Gates indio) pues quizá no le ayude a conectar precisamen­te con el electorado, en un momento en el que, para muchos hogares, el propio pan se ha convertido en artículo de lujo. Los ucranianos, grandes exportador­es de trigo, han abandonado sus campos para luchar por su vida en la guerra contra los rusos y los precios se han disparado. La llegada de Sunak al Número 10 está llena de hitos: primer jefe de Gobierno de origen indio; primero de religión hindú en un país donde el monarca es la autoridad máxima de la Iglesia de Inglaterra; y el más joven en dos siglos.

Sin embargo, tiene ante sí una compleja carrera de obstáculos, que tendrá que afrontar, además, con todos los estereotip­os asociados a un hombre que tiene unos zapatos de Prada y que no cuenta con la autoridad moral del mandato del electorado. La fugaz Liz Truss fue elegida tan sólo por los 160.000 afiliados de la formación tory. Pero, en esta ocasión, ni tan siquiera han opinado los simpatizan­tes. La elección de Sunak se ha limitado a los 357 diputados de su formación. Y no tiene intención alguna de adelantar los próximos comicios generales, previstos hasta 2024.Tras su nombramien­to, la ventaja de la oposición ha disminuido. En cualquier caso, los laboristas siguen como grandes favoritos y, lo más importante, despiertan más credibilid­ad que los tories en la cuestión económica. Y eso es clave en un momento en el que hay un agujero estimado de 40 .000 millones de libras en las finanzas públicas. Aunque en un principio estaba previsto que el Gobierno presentara su plan para atajar la deuda el 31 de octubre, la cita se ha pospuesto al 17 de noviembre a fin de presentar un programa que recupere la confianza de la City y restablezc­a la credibilid­ad internacio­nal internacio­nal del país, a día de hoy, más que cuestionad­a.

Los mercados soberanos ven como una opción, cada vez más real, un cambio de ciclo en los próximos comicios. Mientras los conservado­res eligen al tercer primer ministro en apenas dos meses (el quinto desde el Brexit) y siguen auto destruyénd­ose en su particular guerra civil, las filas de Starmer se muestran cada vez más unidas y están preparándo­se seriamente para recuperar el poder perdido en 2010. Los conservado­res venían alejándose de las grandes empresas mucho antes del desastroso «mini presupuest­o» de la fugaz Liz Truss. La votación del Brexit de 2016 provocó un cambio en la actitud

Su fortuna, mayor que la de Carlos III, le aleja de una población ahogada por una inflación desbocada

del partido hacia las multinacio­nales que se resume con el infame comentario realizado por Boris Johnson. «Que se jodan los negocios», llegó a decir la «ambición rubia» cuando le trasladaro­n las preocupaci­ones de algunas compañías internacio­nales respecto al histórico divorcio europeo.

Desde entonces, su base de donantes se había ido inclinando cada vez más hacia los «hedge funds» y demás creyentes de la economía liberal. Pero la revolución de Truss -con los recortes de impuestos más radical desde 1972- resultó un gran fisco. La libra cayó a niveles históricos, obligando al propio Banco de Inglaterra a actuar comprando bonos. Los retos, por tanto, no son menores. A la crisis económica se une también el órdago soberanist­a escocés y el de los norirlande­ses católicos del Sinn Fein, cuya popularida­d va en auge, coincidien­do con todos los problemas ocasionado­s por los nuevos controles aduaneros que marca el Protocolo de Irlanda, pieza clave del acuerdo del Brexit que, a día de hoy, Londres y Bruselas siguen negociando. Y todo ello, con un Gabinete que, desde el inicio, va a acompañado de polémica por el renombrami­ento de Suella Braverman -representa­nte del ala del núcleo duro de la derecha- como ministra de Interior.

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Rishi Sunak el pasado martes en el Número 10, es el tercer primer ministro británico desde 2019

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