La Razón (Cataluña)

Derecho al lugar

- Carlos Rodríguez Braun

UnaUna caracterís­tica del socialismo de todos los partidos es la hipertrofi­a del derecho. La izquierda siempre está preocupada por eso, y de hecho se vanagloria de crear derechos sin cesar, como si generosame­nte los regalara. Nunca reconoce que los derechos que crea dañan al pueblo y recortan sus derechos.

Leí hace ya tiempo un artículo en «El País» en el que se hablaba del derecho al lugar. Obviamente, no el derecho de propiedad, sino el derecho al lugar. Lo he visto repetido en mecentrale­s dios y estudios progresist­as en España y América Latina.

El artículo adolecía de todos los tópicos, en especial la fantasía de que cualquier problema se resuelve con más intervenci­ón. Si resulta que las viviendas son caras, entonces eso mismo demuestra que «necesitamo­s una política de vivienda». La necesitamo­s, y, como la necesitamo­s, nos la van a dar, ignorando totalmente los costes. La política, al parecer, es gratuita, o puramente benéfica. En cambio, la sociedad es malvada y peligrosa. Vamos: que la detengan.

Que la gente pueda comprar y vender donde pueda y quiera, está descartado. Si me compro un piso en el centro entonces «expulso» a los antiguos residentes. Y todo es gentrifica­ción y turistific­ación, y cosas malas que hay que impedir con más coacción.

Escribió el arquitecto Eduardo Leira: «Cabe empezar a reconocer el derecho al lugar. Dado el inusitado atractivo que hoy concitan las áreas de las ciudades no todo el que pretenda allí residir va a poder hacerlo. Hay que establecer entonces reglas que permitan matizar, en términos sociales, lo que de otra forma se dejaría tan solo al mercado. El criterio básico consistirí­a en que los aumentos de la renta, reconocien­do el mercado, hayan de ser inversamen­te proporcion­ales a los años anteriores de permanenci­a del inquilino».

Es clave la utopía presentada como realizable: «no todo el que pretenda…». O sea, que se deberán satisfacer todas las pretension­es. Ya lo dice el lema comunista: «a cada cual según sus necesidade­s».

Ante ese objetivo, no puede haber antigualla­s como libertad, propiedad, contratos. El «derecho al lugar» es motivo válido para recortarlo­s, en nombre del derecho. No es posible dejar a la gente en paz con sus decisiones libres, eso sería dejar «solo al mercado». Es decir, solo a la libertad.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain