Los centristas, llave del nuevo Gobierno en Dinamarca
► Victoria de la izquierda, pero sin mayoría en el Parlamento, donde irrumpe con fuerza el nuevo partido del ex «premier» liberal
Los colegios electorales en Dinamarca cerraban anoche a las ocho de la tarde sin que los primeros sondeos a pie de urna despejaran quién gobernará el país nórdico durante los próximos cuatro años. El bloque de izquierdas, encabezada por los socialdemócratas de la primera ministra, Mette Frederiksen, venció con el 47,5% de los votos, pero pierde la mayoría en el «Folketing» (Parlamento). Sus 85 diputados frente a los 73 que suma la oposición de derechas quedan lejos de los 90 que garantizan la mayoría absoluta. Para mantenerse en el poder, Frederiksen deberá convencer al Partido Moderado del ex primer ministro Lars Lokke Rasmussen, quien con su 9,3% y 17 diputados se convierte en el árbitro de la política danesa.
Por partidos, lo socialdemócratas vuelven a ser los más votados, con el 23,1% y 42 diputados, si bien bajan dos puntos con respecto a 2019. En segundo lugar y a gran distancia quedan lo liberales, que caen diez puntos y logran el 13,6% y 24 escaños, según el sondeo de la televisión pública DR.
La ultraderecha, que desde 2001 contribuyó a endurecer la política migratoria y de asilo de Dinamarca, pierde influencia tras una campaña centrada en la sanidad y la economía. El Partido Popular Danés (DF), que fue la segunda fuerza más votada en 2015, por poco quedaría fuera del Parlamento al superar en solo medio punto el 2% necesario. En cambio, otras dos pequeñas formaciones populistas parecen absorber a parte de su electorado: Demócratas de Dinamarca (6,9%), liderados por la ex ministra liberal de Integración Inger Stojberg, y Nueva Derecha (3,8%). En total, la fragmentada ultraderecha danesa sumaría un 13,2% y 23 diputados.
El desgaste político del« Minkgate», Minkgate», el sacrificio ilegal de 15 millones de visones en 2020 por una mutación del coronavirus, parece haber pasado factura a Frederiksen en unas elecciones anticipadas siete meses para evitar una moción de censura de uno de sus aliados parlamentarios.
«Estas elecciones podrían ser muy reñidas y existe el riesgo de que haya un Gobierno azul después de hoy», admitió Frederiksen después de votar en un centro de bádminton convertido en colegio electoral en Copenhague.
La ultraderecha danesa, fragmentada en tres formaciones, pierde relevancia en el nuevo Parlamento
Dado que ninguno de los dos bloques parece probable que obtenga su propia mayoría, no podrán gobernar sin la ayuda de los Moderados, un partido centrista fundado este año por el exlíder del Partido Liberal y dos veces primer ministro Rasmussen (2009-2011 y 2015-2019).
Tanto la izquierda como la derecha han estado apelando repetidamente a Rasmussen, quien aboga por reformar el sistema sanitario. Frederiksen está dispuesta a discutir reformas en sanidad, cuyas carencias de personal se pusieron de manifiesto durante la pandemia. «Creo que tú y yo, Lars, bien podríamos ponernos de acuerdo en muchas cuestiones para hacer una reforma estructural de la sanidad», le cortejó en el último debate electoral.
El líder del Partido Liberal, Jakob Ellemann-Jensen, también ha pedido a Rasmussen que vuelva con sus antiguos colegas. «Si quieres las cosas con las que sueñas, que se cultivaron en nuestro antiguo patio trasero común, entonces vuelve a casa», le pidió. «Haremos todo lo posible para ser el puente, esa es la idea detrás de esto», aseguró Rasmussen tras emitir su voto en el centro de Copenhague. Hace solo dos meses, el partido obtuvo en las encuestas alrededor del 2%. El líder del Partido Moderado defiende constituir un Gobierno que supere la tradicional política de bloques que caracteriza Dinamarca. Una transversalidad por la que también abogó Frederiksen al convocar elecciones el 5 de octubre.