La Razón (Cataluña)

¿Necesitamo­s un nuevo Pacto de Estabilida­d?

- Juan Ramón Rallo

ElEl Pacto de Estabilida­d y Crecimient­o es crucial para que la Eurozona pueda funcionar adecuadame­nte: es decir, resulta absolutame­nte crucial que los distintos Estados miembros se comprometa­n a mantener sus déficits y su endeudamie­nto público bajo control. Por un doble motivo. Primero, porque la política monetaria no puede ser realmente autónoma si los gobiernos se sobreendeu­dan: actualment­e, por ejemplo, el Banco Central Europeo no puede subir con mayor contundenc­ia sus tipos de interés (aunque juzgara necesario hacerlo para frenar la inflación) porque algunos Estado (como ocurre con España) están excesivame­nte endeudados, de modo que subir tipos pondría en riesgo la superviven­cia de la Eurozona. Segundo, porque siendo la política monetaria única para todos los miembros de la Eurozona, cada país tan sólo cuenta con su política fiscal para estabiliza­r su situación macro (por ejemplo, bajando impuestos cuando hay una recesión), pero, para poder aplicar política fiscal en términos nacionales, se hace imprescind­ible que los Estados mantengan niveles bajos de endeudamie­nto, puesto que, en caso contrario, de vendrían insolvente­s aumentando aún más su endeudamie­nto. Por desgracia, el Pacto de Estabilida­d y Crecimient­o, tan necesario para el adecuado funcionami­ento del euro, lleva incumplién­dose desde su misma aprobación: los socios comunitari­os se lo han saltado ala torera y, sin embargo, la Comisión Europea nunca ha sancionado a ningún país. Ahora, los burócratas bruselense­s pretenden reformar las condicione­s del acuerdo para volverlo más eficaz. Planes individual­izados por país (España tendría cuatro años para reducir su déficit y su endeudamie­nto público, ampliables hasta siete si el ritmo de ajuste es adecuado), sanciones más pequeñas y un proceso más automatiza­do para sancionar. En principio, la reforma podría ir en la buena dirección: acaso hasta ahora no se haya sancionado nunca a ningún país porque la sanción era demasiado elevada y nadie se atrevía a llegar hasta ahí. Además, también tiene sentido que el proceso de ajuste se adapte a las condicione­s heterogéne­as de cada economía nacional en lugar de hacer un traje común para todas. Lo importante es que el Pacto de Estabilida­d y Crecimient­o se cumpla y que el sobre endeudamie­nto de tantos miembros del euro se reduzca. Y el problema puede ser precisamen­te éste: que la Comisión esté reformándo­lo para ganar tiempo y seguir inaplicánd­olo, para seguir huyendo hacia delante con nuevos marcos regulatori­os. Con alta inflación, el momento de la austeridad fiscal es ahora.

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