Los niños son los más vulnerables a la contaminación ambiental
► El último informe Sant Joan de Déu hace hincapié en las repercusiones adversas del cambio climático
Los niños son más vulnerables a los riesgos ambientales que los adultos, incluso cuando aún están en el vientre materno. Partiendo de esta premisa, el último informe elaborado por el Observatorio para la promoción de la salud del Hospital Sant Joan de Déu (FAROS), recoge la evidencia científica acerca de las repercusiones adversas del cambio climático y los factores ambientales que inciden negativamente en la salud como la contaminación, los pesticidas, los agentes químicos y los contaminantes orgánicos persistentes en la población infantil. Todo para concienciar e informar sobre aquellos hábitos de madres gestantes que podrían contribuir a paliar sus efectos.
Este trabajo, que ha sido coordinado por profesionales de Sant Joan de Déu y del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) –centro impulsado por la Fundación la Caixa– pone de manifiesto que los niños son especialmente vulnerables a un alto nivel de contaminación del aire debido a dos factores: sus particularidades fisiológicas, como una inmadurez inmunológica o una mayor frecuencia respiratoria, o el hecho de realizar mucha actividad física. Al respecto, Quique Bassat, pediatra de Sant Joan de Déu, investigador ICREA y de ISGlobal, recordaba ayer durante la presentación del informe que «los niños respiran más, comen más y beben más por unidad de peso que los adultos», de manera que están más expuestos a los contaminantes que puedan contener el aire, los alimentos o el agua.
Sobre esta mayor vulnerabilidad de la población infantil a los factores ambientales, un estudio elaborado por investigadores del ISGlobal puso de manifiesto que la mitad de los casos de asma infantil en Barcelona se deben a este fenómeno, mientras que, en la misma línea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el 93% de la población infantil respira un aire que incumple los criterios de calidad fijados por la misma, lo que estaría detrás de unas 600.000 muertes infantiles prematuras al año.
El informe también hace referencia a un estudio elaborado por profesionales de Sant Joan de Déu que, recientemente, concluyó que la población infantil tiene más riesgo de ingresar en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) con una infección grave por rinovirus, un virus responsable del constipado común. Éste, normalmente, cursa con un cuadro clínico leve, pero en algunos casos aparece una sintomatología más grave propia de una bronquiolitis cuando existe una exposición a niveles altos de óxidos de nitrógeno, contaminantes ambientales que emiten los coches y ciertas industrias.
En el marco de la investigación se analizaron 140 ingresos registrados en la UCI de Sant Joan de Déu de pacientes del área metropolitana sud-Baix Llobregat desde el 2010 al 2018 y los resultados se contrastaron con diferentes indicadores medioambientales como la temperatura, la lluvia, los compuestos de nitrógeno o el polen. También se comprobó que el número de ingresos en la UCI con infección por rinovirus aumentaba a los tres días de que se registrase un incremento de los niveles de óxidos de nitrógeno.
Pero los niveles de contaminantes ambientales no solo afectan al sistema respiratorio, sino que también pueden incidir en el neurodesarrollo de la población infantil. En este sentido, cabe recordar que un 20% de los menores de 18 años presentan alguna dificultad o alteración asociada al neurodesarrollo y, al respecto, existe evidencia científica que señala el destacado papel que juegan los contaminantes ambientales en el incremento de la prevalencia de estos trastornos.
El informe revela además que la exposición a estos contaminantes no solo puede tener consecuencias perjudiciales para la salud de la población infantil tras el nacimiento, sino que durante la gestación también puede acarrear repercusiones negativas en el metabolismo, neurodesarrollo y función respiratoria e inmunitaria del neonato. De hecho, el trabajo hace referencia a estudios que ponen de manifiesto que algunos contaminantes pueden llegar a la placenta del embrión y hasta modificar el ADN.
Agrava las infecciones por rinovirus y lleva a la UCI a más menores con bronquiolitis