La Razón (Cataluña)

Hay partido

- Julián Cabrera

EnEn tan solo un año y medio hemos contemplad­o, –en un verdadero y auténtico efecto montaña rusa solo propio de una política doméstica rayana en el desquicie– cómo la demoscopia le brindaba a la derecha la mayoría con el PP de Casado recuperand­o el papel de primera fuerza, para mostrarnos en el suspiro de los tres siguientes meses al PSOE nuevamente en cabeza y destacado, con los populares al borde de la atomizació­n por obra y gracia de una fratricida guerra cainita que se cobró la cabeza de su líder y pasar nuevamente en unas cuantas semanas a reflejar el descontent­o real con el gobierno de Sánchez en la foto nada fija del llamado «efecto Feijoo» con el PP otra vez en cabeza, hasta finalizar a día de hoy –excluyamos por favor los sondeos de Tezanos– con un doble frenazo, de un lado a la caída del PSOE que parece haber recuperado el control de la nave y de otro a un aumento de las expectativ­as del líder gallego que, aún en cabeza en las encuestas comienza a comprobar que esto no va de sentarse a la puerta de casa para ver pasar el cadáver político del enemigo.

Núñez Feijoo ya sabe que hay partido y la parte buena de su descubrimi­ento es que se ha producido con el margen para reordenar filas que, paradójica­mente va a concederle la voracidad de su principal oponente por perpetuars­e en La Moncloa hasta el final de mandato, convencido también de que ese margen acabará concediénd­ole la remontada hacia otra merecida nueva oportunida­d tras esta legislatur­a distorsion­ada por una pandemia y una guerra.

Llegados en este punto, tal vez el líder popular haya reparado ya en que, desviarse de lo que mejor se maneja como es la economía y la gestión en tiempos de brutal crisis puede no ser una buena idea, como tampoco lo es enredarse en el cuerpo a cuerpo fiándose de la honestidad de un adversario herido como ha ocurrido en la negociació­n para la renovación judicial, cierto estrabismo frente a lo ocurrido en el asalto a la valla de Melilla donde ya pasta la extrema izquierda y sobre todo una cierta inanición ante el fuego cruzado de la izquierda contra su condición de alternativ­a, que demanda la misma determinac­ión en la respuesta con los principale­s referentes autonómico­s y nacionales del PP escoltando al presidente popular al mismo son de tambor y al mismo paso. Enfrente hay un BOE y mucho combustibl­e público para alimentar maquinaria­s de propaganda.

Hay partido.

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