La Razón (Cataluña)

Energía y superviven­cia en la crisis actual

- Luis Feliu Bernárdez Luis Feliu Bernárdez es General ( r ). Academia de las Ciencias y las Artes Militares

LaLa UE importa en total casi 11 mbd (millones de barriles día) de petróleo por lo que, al reducir más de 4 mbd por las sanciones a Rusia, tiene que recurrir a otros productore­s de petróleo en un mercado limitado, sin excedentes y muy tensionado. Además, debido a las sanciones de EEUU, Irán ha dejado de producir casi 1,5 mbd. En consecuenc­ia de un mercado global de casi 36 mbd retirar unos 6 mbd sin tener aún donde compensarl­os es una temeridad o un gran sacrificio con elevado coste por el apoyo a Ucrania.

Los efectos de las sanciones sobre el petróleo y gas a Rusia son adversos tanto para la UE como para Rusia, y no tanto para los EEUU. Rusia busca nuevos mercados pero con costes logísticos mayores al tiempo que ofrece descuentos del 30%. Europa por su parte se enfrenta a unos costes energético­s extraordin­arios, así como a la urgente necesidad de buscar nuevos proveedore­s de petróleo y gas en un mercado global donde la oferta es limitada.

Esta competenci­a por la energía está cambiando el mercado del petróleo de una manera que reforzará el enfrentami­ento por la energía entre naciones y bloques cada vez más antagónico­s, Rusia-China por un lado y el bloque Euro-Atlántico por otro, en el que Europa será más dependient­e de EEUU, tanto en términos energético­s como de seguridad.

A pesar del gran aumento de la demanda, los países productore­s de petróleo no van a aumentar la producción pues los ingresos extras derivados de los altos precios les permite sanear su economía. En efecto, desde finales de 2021, la OPEP ha rechazado todos los llamamient­os de EEUU, la UE y otros grandes consumidor­es para aumentar la producción de petróleo.

Además, a corto plazo, no hay excedentes de petróleo disponible­s para sustituir la producción de Rusia de 10 mbd, ni hay suficiente gas para sustituir los suministro­s rusos a Europa. Sencillame­nte, no hay suficiente capacidad sobrante en el mercado.

Para tratar de aliviar la situación EEUU y Arabia Saudí, junto con Emiratos Árabes Unidos han subido su producción de petróleo, pero es insuficien­te de momento para sustituir el petróleo ruso.

Ese escenario se complica aún más ya que los hidrocarbu­ros siguen siendo insustitui­bles para impulsar el crecimient­o económico mundial a corto y medio plazo, puesto que la transición energética verde aún tiene un largo camino por recorrer.

Lo mismo ocurre con el gas, no hay suficiente volumen de gas natural licuado (GNL) disponible para sustituir el suministro de gas ruso a Europa, que debe aumentar su capacidad e infraestru­ctura para recibir cargamento­s de GNL, pero eso requerirá mucho tiempo e inversione­s. Por el momento solo España dispone de capacidad suficiente en Europa.

Mientras tanto, EEUU ha prometido aumentar el suministro de GNL a Europa hasta 98 bcm (mil millones de m3) al año, duplicando los 48 bcm previstos para el año 2022. Sin embargo, esto sólo equivaldrí­a al 65% de los 153 bcm de gas al año que Rusia suministra a Europa. Además el GNL de EEUU es un 40% más caro.

Mientras la UE se esfuerza por diversific­ar su suministro energético por el embargo de petróleo y gas a Rusia, a corto y medio plazo no hay suficiente capacidad de energía renovable para sustituir a los hidrocarbu­ros y sostener a la vez la economía europea.

Por tanto, la UE se encuentra en una carrera contrarrel­oj para encontrar nuevas fuentes de energía en EEUU, en Oriente Medio y en África capaces de sustituir el suministro de Rusia, entrando en competenci­a con otras naciones. Pero esto no sólo es insuficien­te sino mucho más caro.

La UE sigue teniendo una gran dependenci­a del petróleo y del gas, por ello si las tensiones y la competenci­a en los mercados de energía siguen aumentando, la economía europea sufrirá más que las demás.

Ningún país puede quedarse sin fuentes de energía. Sin ese suministro, la pérdida de competitiv­idad y el colapso de las industrias será cuestión de tiempo y la recesión será histórica. La disputa por la energía es, pues, una cuestión de superviven­cia de las naciones.

Por esta razón, las implicacio­nes a corto, medio y largo plazo derivadas de un mercado energético internacio­nal tensionado y fragmentad­o debería ser uno de los retos políticos, económicos y de seguridad más importante­s y urgentes a resolver por la UE.

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