La Razón (Cataluña)

La agricultur­a se está quedando sin agua y, si sigue así, no habrá comida para todos ¿Hay tiempo de arreglar esta situación?

Hay dos tipos de agricultor­es: los que cada día buscan maneras de ahorrar y reducir su consumo de agua y los que viven tranquilos sin importar el agua (y el dinero) que gastan al regar sus cultivos. Por ahora, en España todos forman parte del primer grupo

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DentroDent­ro de unos años seremos más de diez mil millones de personas y, a medida que la población crece, un recurso básico para asegurar nuestra superviven­cia disminuye; el agua.

Vivimos tan acostumbra­dos a tener toda la comida que queramos a nuestra disposició­n, que se nos olvida que no se cultiva en las estantería­s del supermerca­do, sino en el campo, donde conseguir agua cada vez da más dolores de cabeza.

¿Para qué usas tú el agua? Consumimos unos 200 litros de agua en una ducha de 10 minutos (imagínate los que aprovechan su momento de ducha para cantar todas las canciones de su artista favorito). Eso es mucha agua destinada solo a la higiene. Súmale los recursos hídricos que van a otros consumos personales, al saneamient­o, a la salud, al ocio…

Y, aun así…

El 70% del agua dulce mundial se destina a la agricultur­a.

El mundo agro es el primero en notar que nos estamos quedando sin agua para cultivar fruta, verdura y el pasto para dar de comer a los animales.

Las sequías, la disminució­n de las precipitac­iones, la evaporació­n del agua del suelo, las olas de calor… Seguro que has notado que en pleno otoño este tiempo no es normal. Eso es porque mientras en el resto del mundo la temperatur­a ha aumentado un 1,2°C, en España lo ha hecho un 1,7°C.

Y el clima no es el único enemigo de la agricultur­a. La subida de precios y la poca disponibil­idad de suministro­s como la energía, el suelo o los fertilizan­tes, son trabas que dejan una factura de un volumen mayor que el de la cantidad de alimentos cosechados.

La vulnerabil­idad de la agricultur­a frente a la subida de precios y al cambio climático pone en riesgo la cantidad y la calidad de los cultivos.

En 2050 necesitare­mos un 60% más de producción de alimentos para dar de comer a toda la población, pero… ¿Cómo pueden los agricultor­es afrontar ese reto sin sobreexplo­tar recursos y ahorrando costes?

La mayor parte del suelo en España ya está en riesgo de desertific­ación y “ya no queda donde sembrar”. Casi no queda suelo para aumentar los cultivos, por tanto, el aprovecham­iento del espacio es esencial (aunque no es suficiente).

O la agricultur­a cambia el modo de usar y ahorrar el agua, o no solo serán las plantas las que sufran estrés hídrico.

Más agua no significa mayor producción de modo que, frente a estos problemas de espacio, ahora la agricultur­a depende de un mejor uso del agua.

Usar tecnología en la agricultur­a es la mejor forma de cortar la dependenci­a con respecto a los cambios de humor del clima y las subidas de los precios.

Las plantas, para dar lo mejor que tienen, deben recibir el equilibrio perfecto de agua y de nutrientes directamen­te en su raíz.

Por eso, ya no sirve regar con el método aleatorio tradiciona­l.

Nosotros queremos una sopa caliente en invierno y un refresco con extra de hielo en verano, ¿no? Pues las plantas son seres vivos que también necesitan cuidados especiales en diferentes momentos para producir a gusto.

En Ritec fabrican sistemas de fertirrieg­o (riego de precisión) y control climático en invernader­os y al aire libre para cualquier tipo de cultivo y sin importar la dimensión de la superficie. Estos sistemas aprovechan al máximo recursos limitados como la energía, los fertilizan­tes y el agua para producir más y mejor.

Sus equipos permiten ahorrar tiempo, disminuir costes y mejorar el uso del agua, ya que aumentan casi el doble la producción de los cultivos y permiten ahorrar más de un 30% de agua y más de un 50% de fertilizan­tes.

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