Qatar se les hace pequeño

LaLa afición más numerosa en el partido del debut de España eran los mexicanos. O al menos eran los que más se hacían notar durante el encuentro. Desde su rincón, sin venir a cuento y sin que nadie lo esperara, se empezaba a escuchar el grito «México, México». Como si estuvieran ensayando para cuando el «tri» se juegue la vida contra Argentina mañana. O, mejor dicho, cuando la albiceleste se juegue la vida contra ellos.

Son muy numerosos los aficionados mexicanos. Se distinguen sus voces y sus colores, pero los estadios se les quedan pequeños para tanta pasión. Los recintos de 40.000 espectadores se quedan en nada ante la avalancha. Ni siquiera los argentinos parecen capaces de competir con ellos en número.

México carga con el peso de que no alcanza los cuartos de final desde el último Mundial que organizó, en 1986, cuando Hugo Sánchez era su estrella. Ellos castigaron a España con la venganza de Moctezuma en aquel torneo y desde entonces sufren la que llaman la maldición del quinto partido. No se clasificaron para Italia 90 por una sanción de la FIFA, pero desde entonces han jugado todos los Mundiales y nunca han superado los octavos de final.

Son siete campeonatos sin llegar más allá de esa eliminatoria. Pero eso no frena a sus aficionados, que tienen garganta para sus partidos y para los de España. Espacio tienen también, porque los campos no se llenan, algo nunca visto en un evento de este tamaño. Demasiados asientos vacíos se veían en el estadio Al Thumama el miércoles.

Si los 80.000 mexicanos que se preveía han llegado a Qatar, necesitan dos estadios como el del España-Costa Rica para ellos, este país se les queda pequeño.