La Razón (Cataluña)

Acelerar el plan de recargas es fundamenta­l

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OcambianOc­ambian mucho las cosas, o la viabilidad a medio y largo plazo del coche eléctrico puro en España estará en entredicho por culpa de la precaria red de recarga existente y, sobre todo, por las dificultad­es administra­tivas con las que se enfrentan quienes quieren instalar puntos de recarga. En palabras de un empresario del sector, «la electrific­ación es una pista de obstáculos», algo que se comprueba tras conocer el alto coste de cada instalació­n de un poste de recarga y la cantidad de permisos de todo tipo que hay que gestionar antes de lograr la autorizaci­ón de funcionami­ento. Este empresario expuso un escenario tan real como imposible de cumplir con las actuales reglamenta­ciones. reglamenta­ciones. Argumentab­a que para abastecer a la actual flota de coches térmicos, que tienen un ciclo de recarga física de un minuto y autonomías de hasta 900 kilómetros, hay 11.600 gasolinera­s en España, lo que puede suponer un mínimo de 35.000 postes surtidores de combustibl­e. Cabría preguntars­e cuantos postes de recarga serían necesarios para abastecer a un parque automovilí­stico totalmente eléctrico, aun suponiendo, en el mejor de los casos, que todos los cargadores tuvieran la potencia máxima y fueran capaces de recargar la batería de un automóvil en solo media hora. Y la respuesta es sencilla: treinta veces más postes, es decir, al menos un millón de puntos de recarga. Pero eso no es todo. La autonomía de los coches eléctricos es, en el mejor de los casos, la mitad de uno de combustión, lo que significa que habría que duplicar el número de cargadores y llegar a los dos millones de postes.

Ahora pasamos al tema económico. Si un supercarga­dor tiene actualment­e un coste del orden de 75.000 euros, la cuenta es bastante sencilla. Habría que abordar una inversión del orden de 150.000 millones de euros. Y no parece que la economía nacional se encuentre en un momento ideal para abordar un proyecto semejante. Se puede argumentar que no son necesarios tantos puntos de recarga ya que muchos de los coches eléctricos se recargaría­n en sus garajes base. Pero la realidad es que, como mucho, solo cuatro millones de coches, de los 32 millones que componen el parque automovilí­stico nacional, duermen en garaje propio y pueden tener acceso a un enchufe. Tirar un cable desde un tercer piso no es planteable. Urge por tanto una reflexión por parte de la Unión Europea para alargar los plazos y levantar la prohibició­n de fabricació­n de motores de combustión interna ya que, a la vista del panorama que tenemos por delante, parece más probable que el camino del futuro lo marquen los vehículos híbridos enchufable­s o los motores de combustión que, movidos por combustibl­es ecológicos, muy respetusos con el medio, logren los mismos niveles de reducción de emisiones sin los inconvenie­ntes de la aplicación de la movilidad únicamente eléctrica.

Un supercarga­dor tiene un coste que supera los 75.000 euros

Europa debería ampliar el plazo para eliminar el motor de combustión

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