El peso del mercado europeo
Por mucho que los diputados del parlamento europeo legislen sobre temas que a veces ignoran, la lógica tendrá que finalmente imponerse. Ellos han hecho una bandera del coche eléctrico, imponiendo su utilización a partir de ahora y prohibiendo la fabricación de motores de combustión desde 2035, pero este propósito parece cada vez más imposible. Así lo reconocía hace unos días el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, quién apuntaba que dicho año no significa una fecha definitiva y que cabría la posibilidad de una revisión de este objetivo durante el año 2026. «Debemos aproximarnos a la fecha de la revisión sin tabúes», afirmó. Y recordó a continuación que la aplicación de la medida supondría la destrucción de más de seiscientos mil puestos de trabajo en la UE. Además, reflexionó, precisamente en estos momentos tan difíciles, sobre lo que implicaría el aumento de la producción eléctrica y de ciertas materias primas. «Necesitaremos quince veces más litio hasta 2030, cuatro veces más cobalto, cuatro veces más granito y tres veces más níquel», recordó. Y mientras, vemos con cierta sorpresa cómo algunos fabricantes se han creído esta historia y están en una carrera para ver quién es el primero que deja de fabricar coches de combustión y centran toda su producción en eléctrico. Algo que no tiene lógica desde el punto de vista comercial, ya que fuera de Europa los motores de carburante se seguirán vendiendo por millones. Salvo que lo que se persiga sea llevarse las fábricas a otros continentes ante el cada día menor peso del mercado europeo en el conjunto de las ventas mundiales.