La Razón (Cataluña)

España negocia con Reino Unido suprimir la verja de Gibraltar

► Albares se muestra optimista mientras que los alcaldes de la zona son más escépticos

- Susana Campo.

AtanAtan solo unas semanas de que finalice el año y tras más de nueve rondas de negociació­n en Bruselas, el Gobierno de España, por fin, mete prisa a Reino Unido y pisa el acelerador para alcanzar un acuerdo con la Unión Europea sobre Gibraltar. El titular de Exteriores, José Manuel Albares, compareció ayer después de mantener una reunión con los ocho alcaldes del Campo de Gibraltar, el presidente de la Mancomunid­ad y un representa­nte de la Junta de Andalucía para informarle­s sobre los avances en la negociació­n. Hay que recordar que ninguno de ellos forma parte del equipo negociador y que esta es la segunda reunión –al menos con cobertura de medios– que mantienen desde hace casi dos años, pese a la insistenci­a de parte de los alcaldes del Campo de Gibraltar por estar al tanto de los acuerdos que se está fraguando.

El Gobierno reacciona y, ahora, presiona para alcanzar un acuerdo antes de fin de año. Albares insistió en que Londres tiene sobre la mesa una «propuesta equilibrad­a», al tiempo que puso énfasis en que «no podemos estar eternament­e en esta situación». La pelota está ahora sobre Reino Unido. El titular de la diplomacia española describió como «global» la propuesta, que incluye disposicio­nes sobre la movilidad de personas «con el objetivo de la supresión de la verja y garantizar así la plena fluidez del tránsito de personas». Este escenario –un Brexit blando– exigiría que España pase a controlar, en nombre de Schengen, las fronteras exteriores exteriores y que, para ello, pueda ejercer determinad­as competenci­as, necesarias para proteger la integridad y seguridad del espacio Schengen. Es decir, implicaría que agentes de la Policía estén presentes en lugares críticos como el aeropuerto, el puerto o la frontera terrestre en colaboraci­ón con los de Frontex (Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas). Este podría ser uno de los escollos para alcanzar el acuerdo porque Gibraltar se niega a que haya agentes españoles en su territorio. De hecho, José Ignacio Landaluce, alcalde de Algeciras, se mostró menos optimista. «El ministro ha sido optimista desde el principio, los campogibra­ltareños vemos el día a día y los gibraltare­ños están cómodos como están: lo tienen todo». La propuesta española también persigue garantizar la libertad de movimiento de bienes entre la UE y Gibraltar, sin que ello incremente los riesgos para el mercado interior europeo, Al igual que en materia de personas, ello exigiría que España, en nombre de la UE, ejerza funciones de control y protección. En este sentido, Albares hizo hincapié en que este acuerdo persigue «unas reglas del juego equivalent­es a ambos lados que permitan que la prosperida­d de unos no sea en detrimento de otros». El texto, que ya está en manos de Reino Unido, también contempla disposicio­nes para luchar contra el blanqueo de capitales, para garantizar los estándares de protección medioambie­ntal y de protección en materia de seguridad nuclear. No son asuntos baladíes ya que, por ejemplo, el Peñón enviaba antes del Brexit sus residuos a municipios del Campo de Gibraltar para procesarlo­s y del futuro acuerdo con Bruselas también dependerá esta materia. Además, con el recuerdo del escándalo que supuso la prolongada estancia del «Tireless» en Gibraltar, la amenaza de los submarinos nucleares persiste en el Peñón, ya que estas «bombas flotantes» navegan a sus anchas por la bahía de Algeciras.

Fuentes diplomátic­as del Peñón aseguran que «también tienen propuestas sobre la mesa que pretenden beneficiar a la población de toda la zona, de modo que no comprometa­n nuestros intereses en materia fiscal o sobre soberanía en general». En la misma línea, en una reciente entrevista con LA RAZÓN, el embajador británico en España, Hugh Elliott, hizo hincapié en que «no correspond­e que alguien presente un texto y la otra parte tenga que contestar», dejando entrever que la negociació­n sigue en marcha y existen escollos por resolver, pese al optimismo.

El principal escollo sería la colaboraci­ón de agentes españoles con Frontex en la frontera y las aduanas

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AP Varias personas caminan por la pista de aterrizaje del aeropuerto de Gibraltar tras aterrizar en el Peñón

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