«Tenemos más información, pero la democracia es débil»
La periodista filipina, perseguida en su país por denunciar los abusos del poder, aboga por regular unas plataformas tecnológicas que no distinguen entre hechos y desinformación
PerseguidaPerseguida y encarcelada en Filipinas por denunciar los hasta 30.000 asesinatos de la guerra contra la droga del ex presidente Duterte, la periodista Maria Ressa no se rinde. Su labor al frente del portal de noticias «Rappler» le valió el Nobel de la Paz en 2021. Durante las jornadas «Metafuturo» organizadas por Atresmedia en Madrid, Ressa abogó por domar a las plataformas tecnológicas para evitar que propaguen la desinformación.
¿Cómo podemos combatir las «fake news»?
Debemos distinguir entre bulos y desinformación, que es la bala que entra en el sistema informativo a través de los medios. Los políticos usan la expresión «fake news», pero para mí el concepto de desinformación es mucho más específico acerca de torcer la realidad. Andropov, el ex presidente de la KGB, decía que era como la cocaína, la tomas una o dos veces, estás bien, pero si la tomas todo el tiempo, te conviertes en una persona diferente. Y ahora quien difunde esa desinformación son las plataformas tecnológicas. Cuando me atacaron, la parte buena fue que pude ver cuán involucrado estaba el poder, así que lo que hicimos fue estudiar los datos y descubrimos exactamente qué había ocurrido y pudimos informar. El problema es que fue solo después de que la guerra contra las drogas matara a tantos, el público accedió a la información. En realidad, los últimos dos o tres años pasé más tiempo mirando la legislación porque verificar información por información no es eficaz para atacar un problema sistémico. Es necesaria una legislación que haga frente a las máquinas de hacer dinero que son las plataformas.
Los medios tradicionales ya no tienen el monopolio de la información. Los jóvenes se informan a través de las redes sociales...
Tenemos más fuentes de información, pero no sabemos cuáles son creíbles. Las plataformas no distinguen entre realidad y ficción. Podrían hacer que las noticias de calidad se distribuyan más y más rápido, pero no lo hacen. Una excepción fue el ataque al Capitolio el 6 de enero de 2021. Las noticias de calidad de medios como el «New York Times» estuvieron a la cabeza, pero se mantuvieron duuna rante unas pocas semanas porque Facebook ganó menos dinero. Aunque tenemos más fuentes para informarnos, estamos más confundidos y nuestras democracias son más débiles.
¿Qué ha cambiado para los periodistas en Filipinas tras asumir Bongbong Marcos el poder?
Aún es demasiado pronto. Ahora con Marcos «Rappler» ha vuelto al palacio presidencial, de donde fue expulsado en 2018. Viajé con él a Nueva York a la Asamblea General de la ONU y a Camboya. El presidente asegura que cree en la libertad de expresión. Creo que tiene mucho trabajo por delante. Es un momento en el que atravesamos recesión mundial y va a necesitar la inversión extranjera y parte de la misma se vinculará a los derechos humanos y al Estado de derecho. Por tanto, espero que nos lleve en la dirección correcta. Se preocupa por lo que el resto del mundo piensa porque le importa el legado de Marcos.
¿Ha proseguido la campaña de persecución que inició el presidente Duterte contra usted?
Ha cambiado la táctica. Es una combinación de tácticas más sofisticadas. Las acciones de esta Administración son más estratégicas e inteligentes. Buscamos ataques de denegación de servicio y luego vimos que las principales organizaciones de noticias online fueron atacadas por un SEO tóxico. Las noticias con una autoridad del 98-99% se tienden a calificar muy altas en Google. Pero aquellos vínculos tóxicos que son falsos, Google las degrada para que figuren muy abajo en la búsqueda. Descubrimos que hubo una caída de casi el 50% del tráfico. Informamos a Google, pero no creo que nos hayamos recuperado.
¿Por qué los líderes autoritarios temen tanto a la Prensa?
Tienen miedo a la Prensa desde hace mucho tiempo. Todo comenzó a cambiar después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la democracia empezó a estabilizarse y en los años sesenta la gente salió a la calle para reclamar más libertades. La respuesta rápida es el poder y el dinero porque a lo que asistimos es a dos redes globales: el mundo real y el mundo virtual. En el mundo real, vemos un grupo de autocracias que mantienen el poder gracias al control del dinero. Lo que va de la mano con ello es la cleptocracia, donde la corrupción conduce a ejercicios de lavado de dinero, como el caso de Rusia.