La Razón (Cataluña)

Ortega Cano pone los ojos en Isabel Luna

- Ángela Portero. MADRID

ResignadoS­e conocen desde hace tiempo y ahora, libres de ataduras, han vuelto a verse

Resignado a comenzar de nuevo tras separarse de Ana María Aldón, Ortega Cano ha comenzado a frecuentar antiguas compañías femeninas y a dejarse ver por locales de ocio en compañía de sus inseparabl­es: su hermana Mari Carmen, su cuñado Aniceto y una caleña, Karen Zúñiga, hija del que fuera empresario de la plaza de toros colombiana, a la que le une una larga amistad. Ella se ha convertido en su mejor consejera y es la persona que le está ayudando, entre otras cosas, a poner en marcha el museo que abrirá en San Sebastián de los Reyes.

Con ellos fue visto el pasado viernes en el restaurant­e La Giralda, un local de solera taurina y flamenca, situado en el Barrio de Salamanca, que se llena cada vez que actúa Isabel Luna, una canta ora de larga trayectori­a artística, ala que muchos reconocen como «la dama del flamenco» por su arte y su elegancia sobre el escenario. Una mujer de ojos profundos y risueños que no dudó en cantar el pasodoble «Va por usted», escrito por Antonio Burgos y dedicado al cartagener­o, sacando a bailar al diestro. Las imágenes de ese momento, emitidas en Telecinco, han dado lugar a todo tipo de titulares y especulaci­ones.

Aunque es indudable la admiración y la atracción que siente Ortega Cano por esta artista, la relación que les une es, de momento, simplement­e amistosa. Ortega y Rocío Jurado, grandes amigos de Isabel y del cantante y compositor sevillano Rafael del Estad, apadrinaro­n al hijo que tuvieron en común, en un bautizo que fue portada de la revista «¡Hola!», ya que, por aquel entonces, 1992, Rocío y José comenzaban su historia de amor.

Luna, que ha trabajado con Amador Mohedano y «la más grande», ha mantenido esta amistad con el torero a lo largo de los años. Aunque, como ella misma reconoce, tras la muerte de Rocío y la boda de Ortega con Aldón, apenas se han visto. Ahora, ambos, libres de ataduras sentimenta­les, han vuelto a frecuentar­se. Y es que, desde que es un hombre libre, el torero no ha dudado en retomar su relación con mujeres de su pasado. En su primera salida como soltero, y a la misma hora en la que Ana María Aldón cumplía 45 años, Ortega se esmeraba en seducir a la cantaora, bailando, y dando pases con su chaqueta, a modo de muleta, que arrancaron los aplausos y «olés» de los allí presentes.

Si consiguió su objetivo solo ellos lo saben, pero el torero le prometió a la artista repetir la experienci­a y volver a verla. Fue una noche inolvidabl­e tanto para él como para Mari Carmen Ortega Cano, muy emocionada, viendo feliz, por primera vez en meses, a su hermano. Sus lágrimas aquella noche, y las palabras que intercambi­ó conmigo, lo dicen todo: «He llorado al ver tan feliz a mi hermano esta noche».

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