La Razón (Cataluña)

Quería ser como Beckham

► De niño rompía las ventanas de casa imitando los lanzamient­os de falta del icónico centrocamp­ista inglés. Es el jugador más talentoso de Australia

- Francisco Martínez.

David Beckham es y era un tío impecable: guapo, elegante («Su camiseta huele a colonia», dijo Ronaldo un día que se la intercambi­ó con él tras el partido), detallista hasta para mandar un ramo de flores a la redacción a la periodista que le había hecho una entrevista, buen jugador de fútbol... E inspirador. Con su nombre se hizo la película «Quiero ser como Beckham», que narra la lucha de una chica india que vive en Inglaterra para intentar ser futbolista. Y el fantástico golpeo de balón que tenía el rubio centrocamp­ista con la pierna derecha propició que muchos jóvenes desearan «ser como Beckham» en la vida real. «Siempre quise ser un especialis­ta a balón parado. Es algo que he trabajado desde que era un crío», asegura Ajdin Hrustic, el jugador con más talento de la selección de Australia, en «fifa.com». «Siempre admiré a Beckham. Ese gol de falta que marcó contra Grecia es el tipo de cosas que me encanta ver, y fue un momento especial», añade. Fue un tanto en el minuto 93 del que ahora se cumplen 21 años y que sirvió para meter a Inglaterra en el Mundial de 2002. Hrustic, que nació en el 96, apenas tenía seis años cuando sucedió.

En su aspiración de querer lanzar las faltas como Beckham él apuntaba a una ventana que había en el cobertizo de su jardín, y acabó «haciéndola añicos». «Cuando me aburrí de eso o quise cambiar de posición apuntaba a la ventana de la cocina, por lo que me metí en algunos problemas en casa. Mi madre me perseguía cuando las ventanas se rompían», recuerda el centrocamp­ista en la misma entrevista. Años después ha podido imitar a su ídolo. Dos de los tres goles que ha marcado en sus 20 partidos como internacio­nal han sido de falta, a cada cual más espectacul­ar, uno contra Kuwait y otro contra Japón; y el tercero fue de volea ante Emiratos Árabes y fue el más importante, porque permitió que Australia se clasificar­a para la repesca, en la que dio la sorpresa superando a Perú en los penaltis para disputar su quinto Mundial consecutiv­o.

Hrustic cumplió así el sueño de disputar el campeonato más importante después de haberse caído de la lista para Rusia 2018. De madre rumana y padre bosnio, selección esta última que también le tentó, el medio ofensivo nació y creció en Melbourne y cuando ya no era época de romper ventanas, cuando empezó a destacar jugando al fútbol, emigró a Europa y jugó en varios países: empezó en Inglaterra en el Nottingham Forest, Forest, se fue al Austria Viena, de ahí a Alemania, al Schalke 04, y después a Países Bajos, al Groningen, donde por fin dio el salto de las categorías inferiores. Su regreso a la Bundesliga ya como futbolista de primera fue al Eintracht y allí se proclamó campeón de la Europa League la temporada pasada, marcando uno de los goles en la tanda de la final ante el Rangers. No era titular indiscutib­le, pero sí un jugador que contaba, y mucho. Su destino este curso ha sido el Hellas Verona de Italia y su gran ilusión es Qatar (no jugó en el debut ante Francia). Intentará que Australia llegue a octavos, como ya hizo en 2006, eliminator­ia en la que la después campeona Italia solo ganó con un penalti muy dudoso señalado por el árbitro español Medina Cantalejo. En aquel equipo «aussie» estaba Cahill, otro de los ídolos de Hrustic. La leyenda australian­a todavía era internacio­nal cuando el ahora «10» debutó en la selección. Y fue el primero que se le acercó y le dijo: «Bienvenido a la familia, quiero que te sientas como en casa».

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CENTROCAMP­ISTA AJDIN HRUSTIC

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