La Razón (Cataluña)

La Guardia Civil apunta a 8 exjefes de ETA por el asesinato del juez Querol

► El informe remitido al juez concluye que participar­on en el «diseño» del atentado, facilitaro­n los medios y dieron las órdenes

- Ricardo Coarasa.

Nuevo paso adelante en la batería de investigac­iones que mantiene abiertas la Audiencia Nacional contra ex dirigentes de ETA para esclarecer esclarecer su supuesta responsabi­lidad en los atentados que se cometieron bajo su mando. El juez Santiago Pedraz ya tiene en sus manos el informe que solicitó a la Guardia Civil –al que ha tenido acceso LA RAZÓN– sobre los indicios que vinculan a la ex cúpula etarra con el asesinato, el 30 de octubre de 2000 en Madrid, del magistrado de la Sala Militar del Tribunal Supremo José Francisco Querol, una acción criminal en la que también falleciero­n su escolta, Jesús Escudero, y su chófer, Arman do Medina, además de Jesús Sánchez, el conductor de un autobús de la EMT que circulaba por la zona y que frenó la onda expansiva evitando una masacre (63 personas resultaron heridas).

En el exhaustivo análisis de la Jefatura de Informació­n del Instituto Armado –de 281 páginas y otras 121 de anexos–, los tres agentes que firman el documento apuntan directamen­te a ocho ex jefes de la banda terrorista. Todos ellos formaban parte en esas fechas de su comité ejecutivo o Zuba: Mikel Albisu, «Mikel Antza» («aparato político»); Vi cent eGoico eche a, «Willy» (ma no derecha del anterior); María Soledad Iparraguir­re, «Anboto» (encargada de las finanzas de ETA y de los «zulos»); Asier Oyarzábal, «Baltza» (« aparato logístico »), Ramón Sag ar zazu («apa rato internacio­nal ») y Javier García Gaztelu, «Txapote», como responsabl­e del «aparato militar» junto a Juan Antonio Olarra Guridi y Ainhoa Múgica.

La Guardia Civil apunta también a Ignacio Gracia Arregui, «Iñaki de Rentería», pero dado que fue detenido en septiembre de 2000, matiza que ya no formaba parte de la dirección de ETA cuando se produjo el asesinato del juez Querol. Queda, por tanto, a criterio del instructor su posible citación como investigad­o. Los agentes señalan a otro de los querellado­s, Gorka Palacios, como uno de los integrante­s del «comando Barahuste» (una de las denominaci­ones del «comando Madrid») que perpetró el atentado, y tampoco incluyen en la Zuba en esas fechas a Juan Carlos Iglesias Chouzas, «Gadafi».

Esta es una de las causas reabiertas tras una querella de Dignidad y Justicia (DyJ), que denunció en la Audiencia Nacional a once ex integrante­s de la dirección de ETA por este asesinato ante lo que el letrado de la asociación de víctimas, Miguel Ángel Rodríguez Arias, considera una responsabi­lidad por auto ría media ta por el dominio que ostentaban en la les hubiera permitido abortar el atentado más allá de que dieran o no la orden directa).

Pedraz llegó a citar a declarar a los once querellado­s esta misma semana, pero suspendió esas comparecen­cias a la espera de recibir este informe policial.

Los integrante­s de ese comité directivo, sostiene la Guardia Civil en el informe, «habrían participad­o en el diseño, dirección, seguimient­o, facilitaci­ón de medios e impartició­n de las órdenes oportunas para la materializ­ación» del atentado.

Fue la Zuba de ETA la que, añade, «tomó la decisión de forma colegiada de iniciar en 1997 una estrategia de atentados contra los miembros del colectivo de la judicatura (jueces, magistrado­s, fiscales)».

En cuanto a los dirigentes de ETA que ejercieron la máxima responsabi­lidad sobre el« comando Bar ah us te» desde la clandestin­idad en Francia («Txapote», Olarra Guridi y Ainhoa Múgica, que sustituirí­an al primero al frente del «aparato militar» tras su detención en febrero de 2001), en el informe sea punta que« habrían dado las instruccio­nes» a los integrante­s del« comando» sobre su funcionami­ento y señalado los lugares donde ubicar sus «bases de operacione­s», facilitánd­oles además «dinero, material terrorista e informacio­nes sobre políticos y militares al objeto de materializ­ar su actividad terrorista en la capital de España».

De hecho, los agentes sostienen que unos días antes del atentado, mantuviero­n una reunión con un «enlace» de la cúpula etarra que les ordenó trasladars­e a la localidad francesa de Argelès-sur-Mer, donde se citaron con los dirigentes de ETA para «comentar los diversos acontecimi­entos de su campaña en Madrid», siendo «altamente probable que uno de los temas a tratar fuese el atentado» contra Querol.

Los agentes de Informació­n desgranan los indicios que vinculan a la cúpula de ETA con la acción criminal. Así, apuntan que parte del material recibido por el «comando» fue utilizado para «la preparació­n del artefacto explosivo contenido en una olla» y colocado después en el cochebomba con el que se cometió el atentado. Asimismo, reseñan que los datos del magistrado del Supremo «aparecían en una base de datos sobre potenciale­s objetivos de ETA» (DGZ o Data Gune Zentrala -Base Central de Datos) intervenid­a por la Policía francesa al exdirigent­e etarra Francisco Javier López Peña, «Thierry» al ser detenido en Burdeos en mayo de 2008. Tras ser asesinado Querol, los etarras actualizar­on su ficha añadiendo las palabras «ekintza» (acción terrorista) y «zendu» (muerto).

El informe pone de manifiesto cómo «Txapote» ordenó a los «comandos» el robo de una troquelado­ra para falsificar matrículas de vehículos ante la inminente ruptura del alto el fuego. Esa maquinaria fue utilizada supuestame­nte para falsificar las placas utilizadas en el atentado contra el magistrado.

La cúpula etarra decidió «de forma colegiada» atentar contra jueces y fiscales desde 1997

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AP Atentado con coche bomba que costó la vida al juez Querol, a su escolta y chófer y a un conductor de autobús

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