La Razón (Cataluña)

Sunak busca resetear las relaciones con Bruselas

► El Brexit hunde a la economía británica mientras la llegada de inmigrante­s marca cifras récord

- Celia Maza. LONDRES

Cuando Tony Blair consiguió su gran victoria electoral en 1997, un jovencísim­o Rishi Sunak escribió un artículo para la revista de su colegio, «The Wykehamist», lamentando la noticia. Su principal queja: la UE. «[Blair] se deleita con la etiqueta de un patriota, pero tiene planes para la posible ruptura ruptura de Reino Unido y la membresía de un eventual Superestad­o europeo», señaló aquel estudiante de 17 años.

El que hoy es inquilino de Downing Street siempre fue un euroescépt­ico convencido. Eso sí, su postura es pragmática, moderada, alejada de los populismos que tanto abanderaba­n sus predecesor­es. De ahí que muchos teman ahora que su Gobierno -donde solo la ministra de Interior pertenece al núcleo duro que un día dominó la formación- busque ahora un acercamien­to con el bloque para mejorar la economía de un país en recesión y con una deuda pública que roza el 100% del Producto Interior Bruto.

Muchos esperaban que la atormentad­a relación de Reino Unido con la UE terminara con el histórico referéndum de 2016 o con la salida ya a efectos prácticos el 31 de diciembre de 2020. Pero no ha sido así. Cinco primeros ministros después, el Brexit sigue dominando el discurso político

Sunak asegura que Reino Unido no aceptará ningún marco de relaciones con la UE que implique «alinearse» con sus leyes, descartand­o así que se quiera seguir el «modelo suizo», tal y como apuntaba The Times citando a« altos cargos gubernamen­tales ». Suiza está fuera de la UE, pero tiene estrechos vínculos económicos con el bloque basados en más de 120 acuerdos bilaterale­s cerrados en las últimas décadas. Al igual que Reino Unido, no está en la unión aduanera y tiene un comercio libre de aranceles. Pero a diferencia de Reino Unido, tiene cierto acceso al mercado único, por lo que se necesitan muchos menos controles y papeleo para enviar mercancías, y hay más facilidade­s en otras áreas importante­s como los servicios financiero­s.

Eso sí, a cambio Suiza contribuye al presupuest­o de la UE, acepta el principio de libre circulació­n de personas y la jurisdicci­ón del Tribunal de Justicia Europeo en determinad­as áreas limitadas. Y plantear eso en Downing Street, a día de hoy, parece inconcebib­le.

Pero con modelo suizo o sin él, lo que está claro es que Londres sigue en proceso de búsqueda porque económicam­ente el Brexit sigue sin funcionar. Indudablem­ente, Reino Unido no es inmune a los desafíos globales como la pandemia y la guerra de Ucrania. Pero aun así, según las propias previsione­s del Banco de Inglaterra, será el único país importante cuya economía para 2025 aún no se haya recuperado a los niveles previos a la pandemia. No solo se trata de las peores tasas de crecimient­o del G -7 o G -20, sino de cualquier parte del mundo desarrolla­do.

La Oficina de Responsabi­lidad Presupuest­aria-el organismo independie­ntede control de las finanzas públicas del Gobierno- estima que el Brexit afectará a la economía británica el doble que el coronaviru­s. Las exportacio­nes al bloque disminuyer­on casi un 14% en 2021, en comparació­n con 2020. Y pese a la promesa de recuperar el control de las fronteras, la migración neta -la diferencia entre los que entran y los que salen- ha alcanzado un récord de 504.000, muy lejos de los 100.000 que prometían los `tories´.

La nueva “Global Britain” dista mucho, por lo tanto, del paraíso casi bíblico del que hablaban los euroescépt­icos. Y las nuevas relaciones con la UE no son el único reto. Los `brexiters´ se negaban a permanecer en la unión aduanera a fin de poder cerrar nuevos acuerdos comerciale­s con países terceros. Pero el anhelado pacto con los Estados Unidos brilla por su ausencia, se desvanecen las esperanzas de que Reino Unido pueda unirse este año al Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacíf­ico y los progresos con India van muy lentos. En definitiva, los acuerdos no llegan. Y los que se consiguier­on cerrar no estuvieron bien negociados.

Cuando Boris Johnson estaba en Downing Street y Liz Truss era su ministra de Comercio ambos tenían ansias por sacar rédito al histórico divorcio. Pero los muy publicitad­os y rápidos acuerdos con Australia y Nueva Zelanda se enfrentan ahora a grandes críticas de los propios «brexiters». George Eustice -ex ministro de Medio Ambienteas­eguró Ambienteas­eguró esta semana que son un «fiasco», ya que mientras que Londres dio a Australia acceso ilimitado al mercado de Reino Unido para su carne de res y oveja, Canberra prohíbe la importació­n de carne de res británica.

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Un hombre junto al Banco de Inglaterra en Londres
AP Un hombre junto al Banco de Inglaterra en Londres

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